Niños especiales, los hijos que pocos quieren adoptar

discapacitadosPaulina tiene una de las sonrisas más contagiosas, de ésas que transmiten alegría e irradian felicidad.

Tenía sólo dos años de edad cuando llamó “papá” a una persona totalmente ajena a su vida; un hombre al que vio por primera vez en la casa hogar en la que ella vivía tras sufrir el abandono de sus padres biológicos en un poblado de la sierra.

Ahora que ya tiene 7 años, vive en Florida, Estados Unidos. Es la hija menor de la familia Tooley conformada por sus padres Joel y Pamela, y sus hermanos Allison, Hanika y Nicolás, junto a quienes se desarrolla de manera plena como merece cualquier niño.

La pequeña de origen rarámuri nació sin el antebrazo y mano derecha, derivado de una malformación congénita, pero su discapacidad no desalentó a la familia extranjera que al conocerla decidió adoptarla.

En el estado de Chihuahua, la gran mayoría de niños en situaciones similares en albergues no han corrido con la misma suerte y esperan por la adopción.

Liberados jurídicamente y listos para ser adoptados, se encuentran 144 menores considerados como “niños de difícil colocación”, clasificación en la que se agrupa a quienes padecen algún tipo de discapacidad, alguna enfermedad incurable, pertenecen a una etnia indígena, tienen más de 7 años, o son parte de un grupo de más de dos hermanos.

Sin importar la edad o condición física, detrás de cada niño que espera por ser adoptado hay una historia cruda y dolorosa que es necesario subsanar.

En Juárez, la casa hogar Ojos de Dios, alberga a menores en su mayoría con alguna enfermedad incurable o discapacidad.

Patricia Silis, responsable del centro, reconoce que para algunas personas la adopción se les presenta como una alternativa para realizarse como padres y no como una opción para ofrecer un mejor nivel de vida a un menor en desamparo.

La asociación que surgió en el 2002, han concretado 12 adopciones de niños con discapacidad, tres de ellas de carácter internacional. Paulina pertenecía a esa casa hogar.

En la lucha por encontrarles una familia a todos los niños bajo su tutela, el DIF estatal sensibiliza a las parejas y familias que desean adoptar para que tomen en cuenta a estos niños, adolescentes y jóvenes, pero existen más de 127 solicitudes de adopción, tramitadas por parejas que buscan un niño sano, mestizo y menor de 4 años. Es un perfil del que carecen todos los menores que están bajo la tutela del DIF y a la espera de ser adoptados, pero son pocos los que consideran esta opción.

La procuradora de Asistencia Jurídica y Social del Sistema DIF Chihuahua, Silvia Manuela Vázquez Lazcano habla de los más de 140 niños que se encuentran en esa situación. 32 de ellos presentan algún tipo de discapacidad y son de origen indígena. Las discapacidades comprenden malformaciones congénitas y provocadas, entre ellas quemaduras de tercer grado y cegueras.

Las enfermedades de algunos de estos menores son de tipo neurológico como parálisis cerebral e hiperactividad e incluso cáncer.

Vázquez Lazcano explicó que la mayoría de los niños en adopción que presentan capacidades diferentes son rarámuris porque, como parte de los usos y costumbres, los padres tienden a regalar o abandonar a los niños que nacen con algún tipo de discapacidad, malformación o problema de salud.

La adopción de los menores se complica ya que la mayoría de las parejas interesadas en adoptar esperan encontrar un menor sano que no rebase los 4 años y que no tenga orígenes en alguna etnia indígena.

“Ese tipo de niños suelen ser muy escasos y actualmente no contamos con ninguno”, sentenció la funcionaria.

Hermanos juntos si no, no

El caso de los grupos de hermanos también es delicado, hay un marcado desinterés en adoptarles.

“Cuando existe ese vínculo familiar bajo ninguna circunstancia los separamos ya que se les afectaría de manera grave emocional y psicológicamente hablando, por eso se busca que sean adoptados juntos, y sin importar su condición no los separamos, por ello son de los casos más difíciles”, mencionó la procuradora.

Los hermanos que han logrado encontrar un hogar se unieron a familias extranjeras, las cuales manifiestan una mayor apertura en preferencias de adopción en materia de menores de difícil colocación.

Actualmente, existen 127 solicitudes, todas ellas en busca de un menor de “fácil colocación”, sin embargo, en lo que va de la actual administración se han adoptado 10 menores con discapacidad. Hay quienes llegan a la mayoría de edad sin haber encontrado una familia adoptiva y con un futuro incierto.

La alternativa más allá

Los países de donde el DIF recibe más solicitudes de adopción son Estados Unidos y España.

La familia Tooley, que acogió a Paulina, inició los trámites en el año 2009, pero el proceso se prolongó durante más de cuatro años debido a que se implementó en México el Convenio de La Haya que protege a los niños contra los riesgos de adopciones internacionales ilegales, irregulares, prematuras o mal gestionadas.

El convenio opera a través de un sistema de agencias autorizadas y pretende garantizar que los casos internacionales se realicen bajo el interés superior del menor y respetando sus derechos fundamentales, así como prevenir la sustracción, la venta o el tráfico de éstos.

“Los extranjeros que deseen adoptar en México deben pagar una cantidad que oscila entre los 20 mil y 40 mil dólares a estas agencias autorizadas de adopciones extranjeras”, refiere Silis.

Respecto a estos protocolos, la procuradora Silvia Vázquez manifiesta su total aprobación.

“Chihuahua llegó a ser el número uno del país en adopciones internacionales. Desde el año 2012 trabajamos con estos nuevos lineamientos. Nos han juzgado y reclamado acerca del por qué somos tan requisitorios para dar niños en adopción, entonces les explicamos que se trata de vidas lo que estamos dando; es muy delicado, pues es necesario asegurarnos no sólo con una certeza jurídica, sino también emocional para el menor. Además las adopciones internacionales no son sencillas ya que en algunos casos los interesados no hablan el idioma del adoptivo”, señala.

La solvencia económica es también en ocasiones una barrera en la adopción de estos menores.

“Atender las necesidades básicas de un niño con discapacidad o delicado de salud cuesta entre 22 mil y 25 mil pesos mensuales”, menciona la coordinadora de Ojos de Dios, sin embargo, advierte, con voluntad cualquier obstáculo es salvable.

“Los papás de Paulina no son gente adinerada, ellos tuvieron que darse a la tarea de reunir los fondos para poder llevar a cabo el primer requisito del proceso de adopción internacional”, contó Patricia Silis.

Fue hasta el año pasado que los Tooley lograron su meta y les fue otorgada la potestad de la pequeña.

Paulina fue el primer menor en el estado de Chihuahua en ser adoptado bajo los esquemas que establecen los nuevos protocolos.

Y si la adopción no llega…

Al cumplir su mayoría de edad, a los jóvenes que no fueron adoptados se les da la alternativa de abandonar el albergue en el cual vivieron.

Sin embargo, por pasar toda su vida en alguna casa hogar terminan desarrollando fuertes lazos afectivos con quienes cuidaron de ellos, y optan por quedarse.

En la mayoría de estos hogares les enseñan algún oficio para que los jóvenes puedan independizarse económicamente. Algunas casas recurren a la figuras de apadrinamiento para ayudarlos a que cursen estudios de nivel superior.

Para los niños con discapacidad es diferente.

“Cuando padecen de alguna enfermedad o discapacidad severa, el Gobierno asume su tutela por tiempo indefinido y son trasladados a los diferentes albergues y centros de atención con los cuales el DIF mantiene convenios. Dependiendo del estado de salud y el padecimiento es que se determina su destino, ya que algunos requieren de mayores atenciones, medicamentos y cuidados”, explicó la procuradora.

Keila Ramos
http://diario.mx/

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