Cargados de deberes

DEBERESEspaña es uno de los países de la OCDE con más tareas. Los alumnos hacen 6,5 horas de ejercicios a la semana, frente al 4,9 en los demás países. Sólo en Polonia, Irlanda, Italia y Rusia ponen más deberes

Los alumnos españoles llegan a casa cada día con una mochila cargada de obligaciones. Se quejan los padres y lo confirma la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que ha constatado que España es el quinto país que más deberes pone en una lista de 38 naciones: 6,5 horas de tarea a la semana frente a una media de 4,9 horas.

Según un estudio realizado por este organismo a partir de los datos del Informe Pisa 2012, sólo en Polonia (6,6 horas), Irlanda (7,3), Italia (8,7) y Rusia (9,7) tienen más deberes que en España. Por contra, los que presentan menos horas son Finlandia (2,8) y Corea del Sur (2,9), dos de los países con mejores resultados académicos en Pisa.

Aquí hacemos 1,6 horas semanales más que la media de los estados miembros de la OCDE, una diferencia considerada «relativamente alta». Algo debe de estar fallando en nuestro sistema educativo, porque la escolarización es más temprana, hay más horas de clase, se pone más tarea para casa y los resultados en las pruebas internacionales son mucho peores.

Los alumnos se sienten obligados y no quieren hacer los deberes. Los padres, cada vez más sobreprotectores, acaban ayudando a sus hijos a regañadientes, pero culpan a los profesores de pasarse la tarde resolviendo ecuaciones en vez de estar jugando con los críos durante el poco tiempo que tienen. El ambiente se tensa y llegan a producirse situaciones extremas como la del pasado día 14, cuando un niño de 5º de Primaria fingió su propio secuestro en Salou (Tarragona) para ocultar que no había hecho los deberes. ¿Quizá la cosa se nos está yendo de las manos?

‘Una prolongación de la jornada escolar’

La Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (Ceapa), que representa a familias agrupadas en 11.000 asociaciones de toda España, está en contra de los deberes y denuncia que se han convertido «en una prolongación de la jornada escolar».

Asegura que muchas veces los niños tienen que terminar en casa lo que no da tiempo a hacer en el colegio y que el ritmo de trabajo está excesivamente marcado por el libro de texto. «Esto genera muchos conflictos en las familias y también desigualdad. Los padres no siempre tienen capacidad o tiempo para ayudar a sus hijos y se ven obligados a enviarlos a academias o ponerles un profesor particular. Quien tiene dinero para hacerlo es el que sale adelante», denuncia Jesús Salido, presidente de la Ceapa.

La OCDE piensa igual: «Los deberes son una carga para los alumnos con desventajas socieconómicas», «refuerzan la disparidad socioeconómica en los logros de los estudiantes» y «aumentan la franja entre los ricos y los pobres». El estudio sostiene que los alumnos con menos recursos se encuentran con más dificultades a la hora de encontrar un lugar tranquilo o no tienen tiempo para hacerlos porque deben atender a otras responsabilidades familiares. Y sus padres no siempre les pueden ayudar porque o bien no saben o bien tienen otras cosas que hacer.

Daniel Salinas, analista de Políticas Educativas de la OCDE, explica que, «al igual que en la mayoría de los países, en España hay una diferencia significativa en el tiempo dedicado a los deberes entre estudiantes de distintos niveles socioeconómicos». Los alumnos españoles del entorno socioeconómico más aventajado destinan, en promedio, 7,4 horas a la semana a los deberes, mientras que los del menos aventajado están 5,6 horas. Hay, por tanto, «una diferencia socieconómica» de 1,8 horas que, en su opinión, «se podría reducir mediante más o mejores apoyos a los estudiantes vulnerables y a sus familias después del horario escolar».

Más deberes en la privada

La investigación señala, asimismo, que hacen más deberes los alumnos de los centros privados (7,2 horas a la semana) frente a los de los públicos (6,2 horas) y los de las grandes ciudades (6,6 horas) frente a los de las zonas rurales (6,3 horas).

Además, y aunque es cierto que los alumnos que pasan más tiempo haciendo deberes tienen notas más altas en el Informe Pisa, la OCDE sostiene que, cuando se hacen más de cuatro horas a la semana, el tiempo de trabajo adicional no produce necesariamente mejores resultados.

«Existe una correlación positiva entre la cantidad de tiempo que un estudiante dedica a hacer deberes y los resultados académicos», dice Daniel Salinas, que cree que en España, como en muchos otros países, esta relación es «estadísticamente significativa». Pero «lo importante» no es sólo cuánto tiempo se dedica, sino también «la calidad» en el uso del tiempo. Hay factores que influyen también en los resultados, como la calidad de la instrucción ofrecida por los profesores, los recursos pedagógicos disponibles en la escuela y la motivación y compromiso de los propios estudiantes.

Ha bajado la tarea entre 2003 y 2012

La OCDE ha detectado que entre 2003 y 2012 ha bajado el número de horas semanales de deberes en casi todos los países, incluido España (de 7,4 a 6,5 horas a la semana). ¿A qué es debido?

Daniel Salinas responde que «es posible que se deba a la importancia creciente de internet, las redes sociales y los ordenadores en la manera en que los adolescentes usan su tiempo libre». Y, también, «a que los profesores estén asignando menos deberes como resultado de las noticias sobre el rol que deben tener los deberes en la enseñanza».

Quizá se están dando cuenta, como ya lo han hecho los padres, de que no son la panacea.

‘Si están con los deberes, ¿qué tiempo nos queda para estar juntos?’

Abel de Céspedes ha decidido negarse a que sus hijos hagan más deberes. Dice que va a llegar hasta las instancias judiciales que haga falta para que los niños, de cuatro y nueve años, no sean obligados a hacer la tarea. Ha iniciado una batalla en el colegio de La Nucía (Alicante) donde estudian los niños para lograr que se respete «su derecho a la vida familiar», reconocido por el artículo 8 del Convenio Europeo de Derechos Humanos, que, en su opinión, «ha sido invadido» y «violado» por las imposiciones extraescolares.

Los hijos de este funcionario de Hacienda licenciado en Derecho están sujetos a una custodia compartida con distribución horaria, de modo que media tarde la pasan con su padre y la otra con su madre. Abel los recoge en el colegio a las 16.30 horas y los entrega a la madre a las 19.00 o a las 20.00 horas, según los días. Es decir, pasa entre dos y tres horas diarias con ellos, incluyendo desplazamientos. «Si tienen que dedicarle ese rato a estar haciendo los deberes, ¿qué tiempo nos queda para estar juntos?», se pregunta Abel.

«No me gustaría que fracasaran en el colegio, pero primero quiero que no fracasen como personas. Yo tengo que darles atención a mis hijos, transmitirles mis valores, enseñarles a ser buenas personas, y eso sólo lo puedo conseguir dedicándoles tiempo», explica.

Con este razonamiento, Abel llegó a un acuerdo con el colegio para que su hijo mayor hiciera los deberes de forma voluntaria. Es decir, siempre que pudiera y tuviera tiempo. Pero este curso las normas han cambiado, el tutor es distinto y los deberes se han convertido en obligatorios: si no se hacen, baja la nota.

Al niño le han suspendido Lengua Castellana y la profesora le ha explicado que ha sido «por no llevar hechos los deberes varios días y en aplicación de la Programación Didáctica de 20/10/2014», que otorga un peso del 10% de la nota para la realización de deberes.

Abel reclamó la revisión de la nota, pero el colegio ha desestimado su solicitud, así que acaba de presentar un recurso de alzada ante la Dirección Territorial de la Consejería de Educación en el que argumenta que «no existe ninguna ley que ampare la imposición de deberes».

Cita, por ejemplo, la Resolución de la Dirección General de Ordenación Educativa de 3 de octubre de 1973, que establece, en cambio, que «los programas de los centros serán elaborados de forma que eviten como norma general el recargo de los alumnos con tareas suplementarias fuera de la jornada escolar». «Esta resolución está actualmente vigente», recuerda.

Y enseña la prueba del «nulo valor pedagógico» que, en su opinión, tienen muchos deberes que les ponen a sus hijos, una ficha para aprender a escribir en la que los alumnos tienen que copiar: «Ca, que, qui, co, cu. La caca sale del culo. Venden tabaco en el estanco». Como Abel, hay muchos padres españoles que batallan en contra de los deberes.

‘No aprueban si no van a clases particulares’

Eva Plaza, vecina de Quintanar del Rey (Cuenca), tiene una hija de ocho años que va a 3º de Primaria y un hijo de 16 años que está en 4º de la ESO. Dice que la niña, a su edad, «tiene muchos más deberes» que el chico. La cría se pasa entre dos y tres horas al día haciendo divisiones, comentando las partes del árbol, estudiando las normas de ortografía o tratando de diferenciar las funciones de un alcalde de las de un concejal.

«Desde que mi hija estaba en 1º de Primaria, con seis años, ha tenido deberes», explica la madre, ama de casa, que reconoce que tanto ella como su marido la ayudan. «El fin de semana pasado había que hacer un mural y lo he tenido que hacer yo».

Eva Plaza no tiene estudios universitarios. Su marido, que es enólogo, sí. Sin embargo, hay veces que ninguno de los dos puede ayudar al hijo porque no entienden los ejercicios.

«El año pasado el chico tuvo una profesora de Matemáticas que no explicaba las cosas en clase. Mandaba deberes de cosas que ni siquiera había dado ese día. Mi marido muchas veces no entendía los deberes. Mi hijo siempre los hacía, pero, si no entendía algún ejercicio, lo dejaba sin hacer para poder preguntarlo al día siguiente. Y entonces la profesora le ponía un negativo. El negativo significaba que te bajaba 0,25 puntos la nota. Le suspendieron».

Y entonces Eva fue a hablar con la profesora para explicarle que su hijo no entendía algunos de los ejercicios y que por eso los dejaba en blanco.

– Si no entiende el ejercicio, que mire el anterior, cuenta que le dijo la profesora.

– ¿Y si no lo entiende?, le insistió la madre.

– Pues el anterior…

Las cosas han cambiado y este curso hay otra profesora. El hijo de Eva, que sacó un 3 en Matemáticas el pasado año, ha conseguido un 6 este trimestre.

¿Todos los profesores bajan la nota a los alumnos por no presentar los deberes? «Casi todos te ponen negativos, pero no los cuentan en la nota. La profesora de Matemáticas del año pasado era la única que lo hacía», responde Eva. En cualquier caso, este tipo de decisiones varían según los centros, que, dentro de su autonomía educativa, deciden el valor que les dan a los deberes.

Lo que parece generalizado en el entorno en el que se mueve Eva es la importancia que le dan las familias a las clases extraescolares de refuerzo.

«Si no les apuntamos a clases particulares, no logran aprobar», asegura. «El 90% de los niños va». Las clases más demandadas son las de Matemáticas (a las que ha estado yendo el hijo de Eva), Física y Química. Las familias que pueden recurren a las academias privadas, que cuestan entre 90 y 120 euros al mes. «Nosotros no podemos pagarlas porque sólo trabaja mi marido, así que a mi hijo le daba clase un amigo», explica Eva, que recuerda que «hay gente que no llega a fin de mes, pero hace muchos esfuerzos para pagar la academia». «Esto va a ser como antiguamente, sólo van a poder estudiar los que tengan cuartos».

Olga R. Sanmartín

www.elmundo.es

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