La última pieza en su identidad

Toda persona adoptada se hace preguntas sobre sus orígenes alguna vez, fruto de la necesidad de encontrar la última pieza para completar el puzle de sus vidas, como suelen afirmar ante los psicólogos. Sin embargo, son pocos los que dan el paso de buscar información sobre sus padres biológicos o las circunstancias en las que se produjo su adopción.

Los expertos afirman que es una decisión difícil, que algunos tardan muchos años en tomar y que muchos nunca llegan a dar el paso. En Gipuzkoa, la sección de Acogimiento Familiar y de Adopción de la Diputación Foral se encarga de atender las solicitudes de aquellas personas que quieran iniciar una búsqueda de orígenes y de acompañarles durante todo el proceso.

Un servicio que ofrece desde el año 2005 y al que han acudido casi medio millar de personas. Fue precisamente en ese año cuando Euskadi reconoció el derecho de las personas adoptadas a conocer sus orígenes, que fue admitido en el todo del Estado en 2007. Hasta entonces, la identidad de los padres biológicos se mantenía en el anonimato.

En estos doce años han recibido un total de 448 solicitudes, la mayoría por parte de las propias personas adoptadas. También se reciben peticiones de otros familiares o incluso de la madre biológica o su familia que busca conocer datos del niño que fue dado en adopción.

Adopciones internacionales

La persona solicitante debe indicar qué es lo que quiere saber o lo que está buscando. «Hay personas que tardan mucho tiempo en responder a esa pregunta. Lejos de lo que se pueda pensar, no siempre se busca llegar a un encuentro. Hay quien solo quiere saber en qué circunstancias nació», asegura Itxaso Martín, trabajadora social de la Diputación de Gipuzkoa y encargada de acompañar a los solicitantes en el proceso de búsqueda de orígenes. «Con el ‘boom’ que surgió hace unos años con los niños robados, muchas personas acudieron para saber si era su caso o no», recuerda Martín.

Si la persona se decide a conocer todos los datos sobre su familia biológica se emprende el proceso de búsqueda, cuyo resultado puede ser muy diverso. En algunos casos no se aporta información porque la Diputación no cuenta con el expediente de adopción solicitado o porque en el mismo no hay referencias sobre los orígenes, por ejemplo porque el bebé fue entregado en una Casa Torno. «Lo normal es que no tengamos información. Los niños se abandonaban delante de estas casas y se les bautizaba con un nombre y apellidos que les daban en el momento».

Cuando sí se obtienen los datos sobre la familia de origen pueden darse tres tipos de situaciones: que no pueda localizarse, que se localice pero que no se produzca un encuentro y por último que se localice y que se conozcan en persona. «Antes de revelar los datos de identidad a la persona solicitante nos ponemos en contacto con la madre biológica para comunicarle que la ley ha cambiado y que aunque cuando dio a su hijo en adopción le dijeron que su nombre nunca se sabría, ahora eso ha cambiado y que tenemos que darle sus datos porque tiene ese derecho», señala Martín.

Preparación psicológica

En todo caso, los expertos recomiendan realizar el primer contacto siempre de la mano de un mediador profesional. «Es un proceso que genera mucha incertidumbre y que no se resuelve rápido», afirma la trabajadora social de Diputación. «Hay quienes vienen, empiezan el proceso y cuando obtenemos unos datos se echan para atrás y lo detienen, y quizás lo retoman años después, cuando se sienten preparados».

Porque para poder llevar a cabo la búsqueda de orígenes con éxito es fundamental que la persona esté emocionalmente preparada. «Ubicar los primeros años de tu vida te ayuda a construir tu identidad, que es lo que está en el fondo de las búsquedas de orígenes. El secreto del éxito es que la motivación para iniciar una búsqueda nazca de uno mismo y que esa persona esté en un momento de su vida en el que esté bien, equilibrada y fuerte, y que tenga claro qué es lo que necesita llenar con este proceso», afirma Martín.

El objetivo de la mediación es que ambas partes resulten, en cierto modo, beneficiadas. Desde la Diputación afirman que en la mayoría de los casos en los que se ha producido un encuentro del hijo o hija adoptiva y su madre biológica el resultado ha sido satisfactorio y que por lo general mantienen algún tipo de contacto. No obstante, siempre hay excepciones, y se dan casos en los que el encuentro no resulta positivo. «Hemos tenido casos en los que la persona no estaba preparada porque estaba en un momento vital complicado y ese encuentro resultó fatal y le dejó muy tocada. Por eso insistimos tanto en que lo hagan cuando estén muy preparados», recalca Martín. Para ello, la Diputación cuenta además con un equipo de psicólogos que atienden a todas aquellas personas que comienzan el proceso de búsqueda de orígenes.

Las madres también buscan
Aunque en la mayoría de los casos son las personas adoptadas las que realizan este proceso -196 de las 448 solicitudes recibidas en Diputación desde 2005- también hay muchos descendientes que quieren conocer más sobre los orígenes de sus progenitores. En ese caso, necesitan el permiso de la persona adoptada para realizar la búsqueda, o si esta ya ha fallecido que conste que alguna vez solicitó información a través de Diputación sobre su procedencia.

Pero la búsqueda también puede realizarse por parte de la familia biológica, bien por la propia madre o por alguno de los familiares de la misma. En ese caso, ya que la Diputación no puede ponerse en contacto con él o la adoptada, ofrecen a la otra parte la posibilidad de que dejen por escrito aquello que quieran decir, y eso se incluye dentro del expediente de adopción, para que, si en algún momento esa persona emprendiera el proceso de búsqueda, sepa que han preguntado por ella. «A las madres les ayuda a reparar, porque en la mayoría de casos dejaron a los niños pero nunca los han olvidado», asegura Martín, quien recuerda que en muchos casos se trata de adopciones o acogimientos que ocurrieron muchos años atrás, «hace 20 ó 30 años, cuando ser madre soltera era algo impensable por el rechazo social que se recibía».

La adopción abierta, un modelo en auge

En el año 2015 se introdujeron una serie de modificaciones en el Código Civil español que afectan a la búsqueda de orígenes de las personas adoptadas. «Uno de los cambios que más nos ha beneficiado es que cualquier organismo o empresa, pública o privada, está obligada a facilitar toda la información con la que cuentan las administraciones públicas competentes, que en el caso de Gipuzkoa es la Diputación. «Nos ha facilitado mucho las búsquedas en casos en los que los partos se produjeron en centros privados», señala Itxaso Martín.

Por otro lado, las reformas introducidas han contribuido a la creación de una nueva figura en el sistema que es la de la adopción abierta. «Es un modelo que antes no existía, pero actualmente se puede constituir una adopción en la que el niño va a poder tener contacto con su familia de origen», señala Martín. «Es un concepto muy interesante que va a cambiar el escenario de las adopciones en el futuro», añade. Sin duda este nuevo modelo supondrá una realidad distinta tanto para las personas adoptadas, ya que eliminará las dudas y la incertidumbre sobre sus orígenes, como para los padres biológicos y adoptantes, que tendrán que afrontar una realidad hasta ahora desconocida.

Aiende S. Jiménez
www.diariovasco.com

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