Argentina: registro único para evitar arbitrariedades
El Registro Único de Aspirantes a Guardas con Fines Adoptivos va, poco a poco, recobrando su rumbo.
Había nacido con escasa fortuna en 2005, con el objetivo de hacer un listado nacional que incluya a todos las familias que desean adoptar hijos y fijar un orden de prelación, según la antigüedad de la inscripción. Sin embargo, la mayoría de las provincias no adhirió al proyecto, que quedó agonizando.
En octubre del año pasado, un decreto redefinió las funciones del organismo y le permitió revivir.
El proyecto original no había logrado consensos porque las provincias consideraban que avasallaba su autonomía y que dejaba de lado a la Convención de los Derechos de los Niños/as y Adolescentes que establece que debe respetarse el lugar de origen de un chico.
“Ese registro implicaba que la mayoría de los niños sean adoptados por gente de Buenos Aires, donde se encuentra la mayor cantidad de aspirantes y que los chicos abandonen sus lugares de nacimiento. Un chico de Jujuy podía terminar en Santa Cruz”, explica Federica Otero, directora del nuevo Registro.
La nueva disposición ya no habla de un registro único, sino de una red de registros provinciales.
Cada uno mantiene autonomía y fija un orden de prelación para su propio distrito. Si existe el caso de un niño con posibilidades de ser adoptado y no hay familias en condiciones de hacerlo en esa provincia, entonces se busca en los listados del resto del país.
“Este registro nos permitirá evitar que las familias que desean adoptar deambulen por el país llevando su carpeta, que se respeten los derechos del niño y que tengamos información fidedigna, hasta ahora inexistente”, señala Otero.
Por el momento, nueve provincias ya adhirieron a la red. Unas 1.400 personas que quieren adoptar ya se incorporaron a la base de datos y otras 3.000 –pertenecientes a la provincia de Buenos Aires– están por incorporarse. De ellas, el 90 por ciento desea un bebé menor a un año, el 66 por ciento aceptaría un chico de tres y apenas un 15 por ciento un chico de seis. Sólo un uno por ciento desea criar a un chico que ya cumplió los diez años.
Además, nada más que un tres por ciento de los aspirantes adoptaría a un chico que pudiera mantener algún vínculo con su familia de origen y un uno por ciento aceptaría a niños con patologías complejas.
Diego Rosemberg
Miradas al Sur