La historia realmente importa para crear el apego
En el marco de su participación en el 10° Encuentro Internacional de Adopción, organizado por la Fundación San José para la Adopción, la especialista estadounidense en apego sostiene que le gustaría “normalizar” la adopción, pero reconoce que en los casos de niños mayores con historias difíciles, el convertirse en un cuidadoso observador, puede resultar de gran ayuda para los padres.
Patricia Crittenden, Ph.D. en Psicología de la Universidad de Virginia, se ha dedicado a estudiar en profundidad los temas de apego y adopción. Tanto así, que desarrolló el Modelo Dinámico Maduracional. Éste es un modelo que, según sus propias palabras, explica cómo los niños y las personas a lo largo de su vida se organizan para protegerse de posibles amenazas.
En el caso concreto de la adopción, se refiere a cómo el niño va desarrollando comportamientos que le permiten lograr la cercanía, protección y cuidados de los adultos.
“Porque cada guagua necesita apegarse a un adulto, el comportamiento de los bebés se organiza para conseguir lo que sea de esa persona que está ahí, que le asegure su supervivencia”, explica. Eso, desde el niño, porque desde el punto de vista de los padres tiene otra perspectiva: se refiere a cómo ellos aprenden a proteger a ese niño y cómo se cuidan a sí mismos para poder protegerlo a él. “En muchos casos, en los padres adoptivos existe la problemática de no ser capaces de tener hijos biológicos; entonces, se refiere a cómo se conectan y encuentran la realización de su futuro en un niño que no es biológicamente propio”, dice.
¿Qué pueden hacer los padres adoptivos para favorecer el apego con sus hijos?
Es lo mismo para niños que van a ser cedidos en adopción que para aquellos que se quedan con sus padres biológicos. El niño mira al que lo está cuidando, siente sus brazos, cómo lo mece. Esa es la persona a la que dirigirá su conducta de apego y va a dirigir todos sus esfuerzos para cautivarla y lograr que lo ame y se quede con él para siempre. Es en torno a quien organizará su conducta. Los niños no crecen en refrigeradores. No esperan a que uno esté feliz. Ellos no esperan, se apegan lo más fuertemente que pueden al adulto que está ahí y de la manera que lo hacen es logrando que el adulto se apegue a él.
La formación del apego se relaciona con el ambiente y las experiencias afectivas que el niño haya tenido, de modo que cualquier pérdida o cambio en su vida, va a significar que para ese niño será más difícil adaptarse. Si un niño está en una institución con múltiples cuidadores y no logra establecer una real relación con alguna persona, es lo peor que le podemos entregar. Evitar que los niños vayan a instituciones o familias de acogida, permitiría impedir que rompan sus relaciones con otras personas una y otra vez.
Los padres adoptivos en todo el mundo -me imagino que será igual en Chile- son un grupo tremendamente afectuoso. También hay un grupo diverso de personas y profesionales preocupados del tema de la adopción. Si la atención se concentrara en los padres adoptivos y los niños no tuvieran que ir a instituciones o familias de acogida, creo que sería en favor del interés de los niños.
¿Está contra la institucionalización ante cualquier circunstancia?
Estoy contra la institucionalización que no permite a los niños establecer relaciones cuando hay un hogar esperando. En ese contexto estoy contra la institucionalización. Si fuera una madre adoptiva, quisiera que el niño no pasara por una institución y llegara directamente a mí.
En su experiencia ¿qué es lo más recomendable para aquellos padres que recibirán un niño y quieren fomentar y desarrollar adecuadamente el apego?
Si van a recibir una guagua recién nacida que no tiene experiencias anteriores con personas, simplemente relajarse y disfrutar de ese recién nacido. Eres un padre, una madre, va a funcionar. No veo la adopción como algo para lo que se necesiten muchas cosas especiales. Me gustaría normalizar la adopción. Ese bebé, especialmente si se recibe temprano, tiene un completo repertorio de comportamientos para lograr que se enamoren de él. Hay que dejar que la guagua haga lo suyo y responder. Sólo en los casos en que los niños han estado por semanas o meses sin cuidado personal, han tenido relaciones rotas con sus padres anteriores, entonces podrás encontrarte con situaciones más difíciles de manejar. Pero de otra manera hay simplemente que dejar fluir.
¿Qué pasa con aquellos padres que adoptan niños un poco mayores o con una historia previa difícil?
Eso es más difícil. La historia importa, realmente importa. Y aunque ésta sea difícil, suele ser más favorable que no tener una historia.
El maltrato es un problema, pero la negligencia es uno más serio; porque en este caso la madre realmente no se preocupa de su hijo. Esto puede tener un impacto aún más determinante en el futuro que el abuso físico, porque el niño no es capaz de formar una relación continua y estable con esta figura de apego.
La mayoría de los niños con historias de maltrato aprendieron que fueron muy amados por alguien que se preocupaba tanto, que eran capaces de golpearlos o herirlos, para lograr que hicieran lo correcto. Alguien estaba prestándoles atención, los veía, tenía sueños e imaginaban lo que era bueno y malo para ellos. Y a veces resultaba demasiado peligroso en su intento de cumplir esos sueños. El maltrato provoca que los niños sean obsesivamente atentos a lo que los padres quieren. Los convierte en diligentes, sobresaltados, pierden espontaneidad por el miedo a hacer lo incorrecto. Todo esto puede resultar difícil de manejar para los padres.
Estos padres tienen un hijo que está tratando de ser entendido, lo que permite trabajar con ellos si logran comprender esta situación. Un hijo que ha sido víctima de negligencia aprende, en cambio, a no prestar atención a lo que los padres hacen y sienten, a que el mundo no les presta atención y tampoco les responde.
Entre estos casos se encuentra el niño de la madre con una depresión grave y crónica. Frecuentemente aprende a cuidarla, le trae cosas, le sonríe cuando está triste. Está observando a su madre todo el tiempo y se hace cargo de ella. Para los padres adoptivos que reciben un niño con estas características puede resultar realmente doloroso convertirse en el hijo amado del niño que reciben. En ese sentido, los adultos esperan ser los padres y cuidar al hijo, pero el niño puede sentirse inseguro si no cuida a los padres y eso puede crear problemas de entendimiento. Pero siempre hay una solución si los padres saben y entienden que el niño se siente seguro con esta conducta, ellos lo pueden aceptar y comenzar a revertirlo lentamente, estando disponible para el niño, permitiendo que baje sus defensas y que vuelva a ser niño otra vez.
Entonces ¿es posible modificar este tipo de conductas?
Lo es, pero tienes que hacerte muy predecible y disponible. De esta manera, el niño lentamente entenderá que no vas a desaparecer, que no entrarás en una depresión, por ejemplo. Debe ser un hogar muy predecible, más esquematizado y con una rutina más establecida que un hogar promedio. Los niños que son víctimas de negligencia no están siendo vistos, en el sentido que nadie está formando una relación con ellos. Se van a sentir incómodos con la cercanía. Entonces, los padres adoptivos que quieren tomar a sus hijos, abrazarlos, sostenerlos, contenerlos, van a verse rechazados por estos niños, justo cuando esperan cumplir su deseo de hacer lo que los padres hacen con sus hijos.
Los niños que salen de instituciones y que han recibido un cuidado afectivamente negligente, tienen menos acceso a los afectos y, por ello, muy baja su habilidad para conectarse con otras personas. Si son estimulados pueden desarrollar su área cognitiva, pero siempre tendrán más dificultad en el área afectiva.
¿Hay alguna posibilidad de sanación?
Pareciera que el amor nunca es suficiente. Si el niño ha tenido un largo tiempo sin relaciones y me preguntas cuánto tiempo se requiere, la respuesta es “mucho”. Si el niño no ha establecido una relación afectiva para la edad de tres años, es posible que ya no pueda ser capaz de hacerlo. Sin embargo, si sabemos que está absolutamente disponible el día que nace y menos para la edad de los tres años, el objetivo debe ser el trabajar en ese tiempo intermedio.
¿Cuál es el mensaje para los padres, entonces?
Si les toca recibir un niño que ha vivido alguna de estas circunstancias especiales de las que estamos hablando, entonces deben prepararse con algún tipo de estrategia y pensar un poco más lo que harán. Si el niño ha sido maltratado, ha tenido que lidiar con una madre depresiva o ha tenido padres adictos, ha estado institucionalizado o ha sido víctima de negligencia, y de acuerdo al tiempo que haya sido expuesto a estos problemas, más precavidos y preparados deberán estar los padres. El único consejo general que les puedo dar y sin miedo a equivocarme, es convertirse en un cuidadoso observador. Cuando hago esto, me doy cuenta de lo que usualmente mi hijo hace, luego tratar de modificar su conducta y ver si logro provocar cambios. Por un tiempo representará un esfuerzo significativo el intentar coincidir con la estrategia del niño, pero una vez logrado esto, voy a poder manejarlo cada vez mejor.
Patricia Crittenden, Psicóloga
Family Relations Institute Miami
Recogido de Adopción en Uruguay