Los padres adoptivos deben prepararse para ayudar a sus hijos a superar traumas

Jerònia Muntaner Gelabert explica su labor en La Mitad del Cielo, una fundación que abre centros educativos en orfanatos gubernamentales chinos. «Lo que más necesitan los niños de los orfanatos es un vínculo afectivo».

Sólo pensaba quedarse un par de años, pero ahora ya hace 25 que Jerònia Muntaner Gelabert (Manacor, 1963) vive en China. Quedó cautivada por el país después de haber viajado por India, Nepal, Tailandia, Birmania y Hong Kong. A día de hoy sigue cautivada y aunque echa de menos su isla y su gente, su vida está en China, con su marido y sus tres hijas y con su importante trabajo en La Mitad del Cielo, una fundación que abre centros educativos en orfanatos gubernamentales chinos.

¿Cuál es el objetivo de La Mitad del Cielo?

Garantizar que todos los niños que han perdido sus familias tengan a alguien que se preocupe por ellos. Todos los niños necesitan de un adulto que les quiera, pero para los niños chinos que han perdido a sus familias esta necesidad humana tan fundamental puede resultar esquiva. Los orfanatos gubernamentales chinos demasiado a menudo están llenos y no cuentan con personal suficiente, personal que dispone de poco tiempo y formación escasa. Proporcionan alimentación, techo y atención médica, pero el afecto, un factor muy importante para el desarrollo saludable de estos niños, se queda relegado a un segundo plano. Hemos abierto programas ya en 48 orfanatos, para ayudar a garantizar que cada niño cuente con un adulto que se ocupará de él a lo largo de su vida. Yo dirijo el programa infantil. Contratamos, formamos y supervisamos a mujeres maduras y afectuosas de la zona para que se conviertan en niñeras. Cada una se hace cargo de entre tres y cinco bebés huérfanos, a los que proporciona los estímulos, los vínculos y el cariño necesarios para un comienzo saludable. Asimismo, las educamos para que sepan reconocer los primeros síntomas de retraso en el desarrollo de un bebé o síntomas de institucionalización.
– España conoció el drama de las niñas chinas abandonadas a raíz de un documental, ¿esa realidad de horribles orfanatos se ha superado?
– Este documental inglés de finales de los 90 fue muy sensacionalista. Aunque reflejaba la realidad de algunos orfanatos lo hacía desde una perspectiva muy limitada, sin presentar el status quo de los orfanatos en China. La realidad entonces era diferente de lo que el «documental» daba a entender y es, en gran medida, mucho más diferente ahora.

¿Siguen llegando muchos españoles dispuestos a adoptar o se ha notado la crisis?

La fundación no está involucrada en adopciones y desconozco el tema. Lo que sí sé es que ya se abandonan muy pocos niños saludables, la gran mayoría son niños con problemas de salud o deficiencias intelectuales y que la adopción nacional ha aumentado, dos aspectos que han afectado a las adopciones internacionales. Además, en los últimos años el poder adquisitivo de muchas familias chinas ha mejorado y con ello, menos niños son abandonados.

¿Es positivo que los padres intenten que las niñas chinas aprendan su lengua y mantengan su cultura?

Esto depende de cada familia. Si acepta genuinamente la cultura y lengua china y de manera natural facilita a que sus hijos la aprendan, personalmente creo que puede enriquecerles mucho. Pero si la familia tiene un cierto rechazo por la cultura puede que sin reconocerlo contribuyan a crear un conflicto con sus hijos, quizás no de identidad pero de rechazo hacia su procedencia. Mi consejo es que si la familia tiene interés que lo sigan y aprendan juntos con sus hijos, y si no lo tiene, se queden al margen, sin forzar la situación. Eso sí, mostrando siempre respeto por una cultura que no entienden, de ese modo sus hijos podrán optar por aprender más sobre su cultura cuando sean mayores y sus padres no les habrán cerrado las puertas.

¿Qué es lo que debería saber toda persona que adopte?

A los padres que adoptan, bien en China u otro país, yo les aconsejaría que no juzguen ni a los padres biológicos ni a la gente que trabaja en los orfanatos. El tema es mucho más complejo de lo que pueda parecer. Por ejemplo, todos los niños que llegan al orfanato ya han experimentado uno de los mayores traumas imaginables: el abandono de su familia. El orfanato no empieza a educar a los niños desde cero sino que tiene que educar a niños ya traumatizados. Además, el efecto que vivir en una institución tiene en los niños es muy fuerte, independientemente del cuidado que reciban, el ambiente no se parece en nada al de una familia. Desde el punto de vista del desarrollo es poco natural y tiene efectos muy negativos. Por otro lado están las familias que abandonaron. En China no es legal dar a tu hijo en adopción, por eso las familias que no pueden cuidarlos sólo pueden recurrir al abandono. La razón para abandonar a su hijo es también difícil de entender.

¿Qué necesitan más que nada los niños de los orfanatos?

Un vínculo afectivo. En muchos orfanatos los niños reciben afecto pero en muy pocos este afecto proviene de la misma persona, alguien que se podría comparar a una madre. Esto es lo que hacemos en La Mitad del Cielo, las niñeras cuidad solo de sus niños y así ofrecen la figura de la madre que es lo que más necesitan.

¿Cómo asumir la condición de niño adoptado sin que se convierta en un trauma?

La gran mayoría de historias de adopción son historias felices en donde niños y padres adoptivos forman la familia que siempre habían querido. Pero los padres tienen que estar preparados a ayudar a sus hijos a superar ciertos traumas, como es el de haber sido abandonados por su familia biológica y, en la mayoría de los casos, haber vivido en una institución. Pero a menudo basta seguir a los niños y observar atentamente sus necesidades; darles mucho afecto, especialmente muchos abrazos, besos, achuchones, juegos corporales… En algunos casos pedir ayuda profesional puede ser el mejor recurso.

En Europa se tiene una imagen de una China que produce mucho pero en la que también hay pena de muerte y en la que se violan derechos humanos, ¿qué se percibe viviendo allí?

La visión es muy diferente. Viviendo aquí somos conscientes de todos estos problemas pero tenemos una visión de la realidad mucho más amplia.

Mar Ferragut

diariodemallorca.es

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