La pubertad anticipada no debe significar el fin de la infancia

Las nenas que tienen su primera menstruación entre los 8 y 10 años pueden sufrir conflictos psicológicos para aceptar esta nueva etapa antes de tiempo.

Cuando sucedió, mamá y papá la felicitaron. Ahora ella es una señorita y eso es muy bueno. Mercedes tiene 10 años y aunque recibió una buena formación sobre su sexualidad, no esperaba tener su primera menstruación (menarca) tan pronto. Su reacción fue la sorpresa ante el sangrado repentino y un corto pero movilizante comentario:“¿Si esto es lindo, por qué yo tengo ganas de llorar?”

Como Mercedes, cada vez es más frecuente ver en los consultorios de pediatras y ginecólogos casos de nenas entre 8 a 11 años que presentan la pubertad adelantada respecto a su edad biológica y que las coloca frente a la difícil tarea de aceptar antes de tiempo una maduración de su cuerpo.

Para encuadrar exactamente el tema, es necesario diferenciarlo de la patología conocida como pubertad precoz, la cual es un desarrollo anterior a los 8 años y que casi siempre obedece a un problema funcional del organismo.

En cambio, la pubertad adelantada cumple con todos los pasos progresivos de la pubertad, desde la aparición del botón mamario, el crecimiento de bello púbico y axilar, un llamativo estirón en la talla hasta la presentación del primer sangrado, pero por debajo de la edad promedio considerada normal para estos sucesos, que en Argentina es de 12 años y medio.

Ahora, si no es una patología, ¿a qué responde? El sexólogo José Luis Rodríguez explicó que se atribuye a múltiples factores, uno de ellos es la mayor exposición a la luz, lo que no quiere decir a la luz solar o broncearse , ya que hace 100 años las mujeres trabajaban de “sol a sol, sino mayor exposición diaria a la luz artificial, por lo tanto los días son más largos, comenzando antes del amanecer y terminando mucho después del atardecer. “Esta mayor exposición a la luz modifica nuestros ciclos hormonales y es uno de los factores a los que se atribuye el adelantamiento en la menarca”.

El otro factor es la nutrición, y aquí hay dos vertientes, la primera es que la dieta actual es más rica y variada que un siglo atrás y esto influye en un mejor desarrollo corporal. La segunda vertiente atribuye a las hormonas utilizadas en la comida de animales y conservación de otros alimentos que podrían estar influenciando a las hormonas humanas.

Y por último, un elemento cultural: la exposición a estímulos sexuales a través de los medios de comunicación y redes sociales. Sobre este punto hay controversia en cuanto a la importancia para modificar un comportamiento hormonal. Para Rodríguez “si bien el acceso es hoy mayor, no es tan masivo ni tan fuerte como para lograr que un fenómeno se dé con tanta coincidencia entre tantas jóvenes. Las condiciones de acceso no son tan fáciles para muchos sectores de la población y el adelantamiento se ve igual, así que este factor tiene más que ver con expectativas de adultos que con hechos biológicos”.

No piensan igual desde el Programa de Salud Reproductiva, a cargo de Alicia Motta, para quien “ante los cambios tecnológicos, la parte hormonal también recibe un estímulo importante desde la corteza cerebral y sumado a los cambios de hábito de la vida moderna, generadores de estrés, ha provocado modificaciones en el comportamiento humano”.

Y desde el CEPAS se suma en este mismo sentido la voz de la sexóloga Alejandrina Román de Giro: “Los estímulos que reciben hoy los chicos por la televisión, desde la violencia hasta lo erótico, no pueden ser elaborados por su mente porque aún no tienen esa capacidad y esa información entra en el inconsciente del niños, estimulando su sexualidad, porque el ser humano es una unidad”.

¿Conflicto psicológico ?
Seguramente Mercedes no sabe de todas estas causas, sólo conoce sus sentimientos, ansiedad ante lo nuevo y algo de tristeza por la pérdida de su cuerpo infantil. Ahora necesitará más que nunca el acompañamiento de su padres, quienes deberán captar cuál es la mejor manera de contenerla.

Sucede que más allá de que las niñas estén informadas y que la sexualidad tenga una mirada positiva transmitida desde que empezaron a preguntar sobre el tema, lo cierto es que la pubertad las expone a un gran esfuerzo para manejar este nuevo cuerpo, con una psiquis infantil.

“Todos los cambios que se producen en el cuerpo van acompañados de un proceso psíquico, entre esos procesos están los duelos, porque algo se pierde, en este caso el cuerpo infantil. Pero si esto se da antes de lo esperado, el niño debe hacer un gran esfuerzo porque tiene un pensamiento concreto y el desarrollo sexual requiere de un pensamiento lógico que se adquiere con la madurez”, dice Bibiana Vangieri psicóloga infanto juvenil, para explicar qué le pasa por la cabeza a una nena con pubertad temprana.

Mucho más complicado será entonces la aceptación de esta nueva etapa vital para una pequeña que ha sido privada del conocimiento de su propio cuerpo porque sus padres quisieron esperar para hablarle sobre su sexualidad.

Según Vangieri, la reacción ante la primera menstruación dependerá mucho del contexto familiar de la niña, y de la educación sexual que haya recibido antes de este momento es la mirada que va a tener. Si los contenidos respecto de lo sexual han sido ocultos, los juegos sexuales infantiles condenados, obviamente cuando aparezca algo relacionado a esto es más difícil. Pero si fue vivenciado como algo cotidiano, que nos acompaña a lo largo de la vida, es más fácil de aceptarlo”.

Por eso, la mejor manera de acompañar a una niña en este momento es consultar a un ginecólogo, darle tiempo para elaborar y comprender la novedad y sobre todo respetar sus sentimientos, si quiere o no contarlo, a quiénes y cuándo. Y lo más importante, “tener en cuenta que esa niña sigue siendo un niña que tiene derecho a vivir su infancia, que puede jugar, saltar, correr, hacer su vida como siempre”, cierra la licenciada Vangieri.

Carina Pérez

diariouno.com.ar

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