Rusia y EEUU refuerzan la cooperación en materia de adopción
Recientemente, Rusia y EEUU firmaron acuerdo que regula los procesos de adopción de huérfanos rusos por familias estadounidenses. El Consejero de la Fundación nacional de ayuda a los niños víctimas de malos tratos, Serguei Borzov, habla de este y otros temas .
La primera pregunta que me gustaría hacerle está relacionada con los niños adoptados por extranjeros. Sobre todo, con el asunto de las familias estadounidenses y los malos tratos que sufren a menudo los hijos adoptivos. Recordemos el caso de las tres hermanas rusas adoptadas por los esposos Leschinsky, a quienes un tribunal de Estados Unidos, debido a los malos tratos sufridos por las niñas, les quitó temporalmente la patria potestad, siendo enviadas a vivir con unos familiares. Los padres adoptivos fueron condenados a cuatro años de prisión, aunque seguramente no cumplirán la condena.
¿Qué le parece, podría Rusia ayudar a estos niños por vía de algún procedimiento legal?
Me parece que nuestro país ya está ayudando. Se está trabajando de una manera activa en dicha esfera. Antes este tipo de problemas ni siquiera se planteaban y nadie sabía nada de la cantidad de casos de adopciones y de las condiciones de vida de los menores.
Sin embargo, en la actualidad se ha abierto un debate al nivel más alto, el del presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, y del Defensor del Menor Pável Astajov. Lo que hace Astajov me parece muy importante. El mismo hecho de mostrarse preocupado por sus niños adoptados un Estado tan grande y tan fuerte como Rusia hace que la otra parte se tome el asunto con mayor seriedad.
¿Existen algunas estadísticas sobre cuántos niños fueron adoptados o sobre cuántos de ellos viven en buenas condiciones o, al revés, en familias tipo Leschinsky, que los maltratan?
Creo que las cifras no tienen mayor importancia, puedo decir con toda seguridad que estaríamos hablando de decenas de casos por ambos lados. Y, dado que cualquier manifestación de violencia hacia los menores es repugnante y el trauma es doble, si al niño que perdió a sus padres biológicos, lo maltrata la familia adoptiva, el número ya no es relevante. Yo personalmente creo que ya no importa que haya 10, 15 o 100 casos.
Me gustaría volver a lo que ha dicho sobre las medidas que se toman al más alto nivel, incluidos los pasos dados por el Defensor del Menor, Pável Astajov, quien manifestó en cierta ocasión que de momento entre Rusia y Estados Unidos no hay ninguna obligación legal al respecto.
¿Podría precisar, de qué medidas se trata? ¿Y si existen proyectos de acuerdo o documentos a la espera de ser firmados y que podrían ayudar a dar solución a este problema?
No nos olvidemos de que Rusia y Estados Unidos tienen culturas distintas, tradiciones diferentes y otras actitudes hacia el fenómeno de la adopción. Y muchas cosas, por lo tanto, no se notan a primera vista. En ambas culturas siempre se ha considerado un rasgo de humanidad tratar con respeto y amor a un niño.
El problema está en que en Rusia existe el secreto de adopción: discutir sus detalles sería violar la legislación pertinente y ello da a lugar a que las dificultades se queden sin atención. Mientras que en Estados Unidos la adopción es un proceso abierto y no exento de atención por parte del Estado. La misma tutela de un niño comprende la interacción con los que se suelen llamar recursos de la comunidad, es decir, con autoridades locales, etc. Imaginémonos un caso: un niño lleva viviendo en una familia adoptiva estadounidense 5 años y ya tiene ciertos vínculos, amigos y conocidos. O, a lo mejor, ha venido alguien a verle. Y luego ocurre un caso de maltrato, cosa que podría ocurrir en cualquier parte.
¿Cómo sacarle, pues, de su entorno sin traumatizarle una vez más? ¿No ha vivido ya bastantes traumas?
Me parece que el proceso de negociaciones que ahora está en marcha, intenta tener en cuenta todos esos matices. Por supuesto, desde el punto de vista político, sería muy fácil dar un portazo y devolver a estos niños a Rusia. Sin embargo, mi opinión es que cada caso ha de considerarse de manera individual, para que se tengan en cuenta los intereses del niño, de su historial y sus características particulares, porque lo que le viene bien a uno, le viene mal a otro.
Es por ello por lo que se está negociando en estos momentos un acuerdo de protección internacional de los niños. Lo más importante es que tenga estipulado un mecanismo de protección de la individualidad de cada menor, porque detrás hay miles de destinos infantiles, de vidas colmadas de sufrimiento. Y en dicho acuerdo, como en un documento diplomático, importará cada letra y cada coma.
Dígame, ¿qué medidas están previstas por el documento en cuestión? ¿Cuál será su contenido?
En primer lugar, se precisará el procedimiento de la adopción internacional: las normas de la concesión de la idoneidad, los requisitos para las agencias acreditadas en Rusia, y para los candidatos a adoptantes en Rusia y en Estados Unidos.
Los métodos de encuestas y de preparación de los futuros padres que de momento son distintos en los dos países han de ser homologados. Porque a veces ocurre que los adoptantes extranjeros vienen y presentan el documento por el cual se reconocen idóneos para la adopción y nadie sabe que hay detrás de este papel, qué programa de preparación.
¿Quién ha comprobado si son idóneos y con qué métodos?
También han de ser homologados los métodos de control postadoptivo y estipulado quién, cómo y con qué criterios puede evaluar la calidad de vida del menor.
Actualmente el director de un orfanato en algún rincón de Siberia recibe una foto del niño sacada en un chalé de dos plantas, cerca de una piscina o un todoterreno y de acuerdo con esos datos saca la conclusión de que el niño vive en buenas condiciones.
Sin embargo, nadie comprueba, si se habla con sinceridad al niño, si se le permite hablar la lengua materna, si tiene derecho a comunicarse tal como le apetece, si recibe tratamiento específico relacionado con su estado de salud. Así que todos esos instrumentos de control individual de la calidad de vida del niño han de ser elaborados y es un trabajo enorme.
¿Quiere decir que se ejercerá control de la calidad de vida real de cada niño?
Sí, la manera de controlar las condiciones de vida de los menores, de homologar las normativas, de tramitar las quejas y de quién tendrá derecho a presentarlas.
Hablando de las quejas, dígame, ¿está previsto algún tipo de sanciones? Y qué pasa si el niño fue adoptado, la familia parecía buena, pasaron 5 años y se constata que están teniendo lugar malos tratos?
Según tengo entendido, los principales problemas están relacionados precisamente con la evaluación y la tramitación de las quejas. En ocasiones ni en Rusia se puede llegar a un acuerdo sobre quién controla las condiciones de vida del menor y le presta asistencia; imagínese lo complicado que es hacerlo para dos Estados. Por eso necesitamos designar los servicios, cuyo personal esté bien formado, que entienda todos los matices culturales y los detalles técnicos y sea capaz de hablar la misma lengua. Es realmente muy difícil de conseguir.
Nos damos cuenta, por supuesto, que las manifestaciones de amor en Rusia y en Estados Unidos difieren y cada uno tiene una opinión propia al respecto.
¿Cree que es necesario devolver a Rusia a estos niños que se han visto envueltos en una situación tan complicada?
No es una pregunta de fácil respuesta. Cada niño, antes de quedar sin padres biológicos y acabar en el orfanato, ha tenido que pasar por alguna historia terrorífica. En nuestro país no se quita la patria potestad así como así.
Luego se lo llevan a un país completamente nuevo, donde todo es visto de otra manera, donde la cultura es diferente y acaba adaptándose, acomodando su salud y su temperamento a la nueva situación. Por eso me gustaría subrayar que cada caso debe considerarse de manera individual: para un niño es imprescindible volver a Rusia cuanto antes, porque necesita mantener el contacto con los adultos de referencia de su ámbito cultural.
Si fue rechazado por su familia adoptiva y no tiene ningún otro vínculo establecido ni amigos, tiene que ser devuelto inmediatamente. Y otro niño, uno más mayor, por ejemplo, puede que esté mejor adaptado, tenga una historia personal menos dramática, ya hable la lengua del país de adopción, haya hecho algunos planes y vea una trayectoria clara para su vida.
¿Incluso a pesar de lo que le ha tocado vivir?
Incluso a pesar de eso, el ser humano tiene suficientes mecanismos de adaptación y maneras de afrontar el estrés.
¿Y el documento que se está elaborando, ayudará a solucionar los problemas de los niños que son adoptados por los extranjeros?
Creo que sí. En breve se celebrará un foro ruso-estadounidense sobre malos tratos y discutiremos todos esos asuntos. Por ejemplo, ¿cómo se puede garantizar la observación de los derechos del niño en condiciones de culturas diferentes? La parte estadounidense también está preocupada por ello.
Es decir, ¿también es un problema actual para ellos?
Por supuesto, sobre todo para los profesionales, porque entienden perfectamente que los mecanismos de defensa de los derechos del niño son los mecanismos de la protección del Estado. Si existen mecanismos que permiten defender los derechos del más débil y vulnerable, uno más fuerte y adaptado se sentirá a salvo. Es una especie de actitud cultural frente a la violencia.
Dado el gran número de niños huérfanos en nuestro país, a lo mejor no es un problema de Rusia y Estados Unidos, sino uno puramente ruso: hay muchos niños que quedan sin tutela de los padres y no hay una política social especial.
Tiene Usted razón: es un problema muy grave.
De año en año en nuestro país crece el número de niños que han quedado sin tutela de los padres y en estos momentos su cantidad supera los 100.000. De acuerdo con el Ministerio del Interior, entre 750.000 y 800.000 niños viven en riesgo de exclusión social.
Hace unos años sí que habría coincidido con Usted en que no existe ninguna política al respecto, pero actualmente se están dando ciertos pasos en este campo. Hay cambios importantes derivados de la lucha contra los crímenes sexuales contra menores y es un dato alentador.
Es alentador también que a nivel del presidente del país se esté discutiendo la prevención de la orfandad social y que en general se esté prestando cada vez mayor atención a estos problemas. Esperemos que sea la política aplicada por el Estado y no una maniobra preelectoral. Pero insisto en que los datos son alentadores.
RIA Novosti