La adopción es mejor alternativa para los niños que las residencias
El Ministerio de Sanidad presenta un nuevo anteproyecto de ley de Protección del Menor. Los más pequeños tienen prioridad a la hora de encontrar una familia.
Unos 15.000 menores están internados en residencias frente a los casi 22.000 que están acogidos en familias. La realidad que se está imponiendo durante los últimos años es, según los expertos, la alternativa por la que están apostando las administraciones públicas y las asociaciones especializadas en la protección de la infancia.
Por ello, el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad pone sobre la mesa el anteproyecto de ley de Protección del Menor, que pretende evitar que los niños que tengan menos de seis años en situación de desamparo ingresen en centros específicos. Además, facilitará y agilizará los trámites para que sean admitidos en hogares, lo que les dará más estabilidad.
Fuentes de este departamento informaron de que la futura normativa nace ante la necesidad de dar solución a problemas concretos como la falta de criterios para garantizar el interés superior de los más pequeños, el escaso desarrollo de las previsiones ante estados de riesgo, el insuficiente progreso en las adopciones o los procedimientos demasiado largos.
Si el primer mecanismo de prevención falla y se dicta el abandono del menor, éste entrará a formar parte del proceso de acogida que simplificará su ejecución con el nuevo reglamento para conseguir el mayor equilibrio posible para el pequeño.
Para ello, se eliminan la convivencia provisional y la preadoptiva. Así, si un chaval está en condiciones para ser adoptado, se inicia directamente el papeleo, sin necesidad de residir previamente con su familia.
En el futuro, y si la ley entra en vigor en los términos en los que actualmente está redactada, solo existirían la adopción simple si se contempla la posibilidad de que el niño pueda regresar con su familia biológica, y la alternativa permanente, cuando la viabilidad de la vuelta con sus padres biológicos parece menos probable.
Familia feliz. Carlos encontró la suya hace ocho años cuando él tenía cinco y sus «hermanos» nueve y 11 años. Los descubrió justo cuando ellos también le buscaban, pues estaban «deseando que formase parte de su entorno», cuenta la madre de acogida, Teresa.
El menor llevaba tres años viviendo en un centro, con multitud de compañeros de su edad, aunque nada tenía que ver con disfrutar de la compañía de los padres. «Yo ya deseaba integrarme en una familia, porque no es lo mismo que estar entre amigos».
Como él, son miles los niños que viven en situación de adopción. Según Juan Carlos Mato, director general de Política Social, de las Familias y de la Infancia del Ministerio de Sanidad, en 2009 existían en España 14.857 menores en asilos y 21.831 en hogares.
«La familia atiende al niño con más continuidad y supone una estabilidad mucho mayor para él» explica Jorge Fernández, profesor de Psicología Social de la Universidad de Oviedo y director del Grupo de Investigación en Familia e Infancia de esta institución.
Desde pequeños se necesita por naturaleza una figura de apego con la que crear un vínculo sólido que luego determinará el desarrollo afectivo, social y la confianza en sí mismo y en los demás, subraya Fernández, para quien resulta difícil forjar este lazo en un centro en el que el menor está atendido por multitud de profesionales, que rotan en sus horas de trabajo y turnos de vacaciones.
«Un niño que vive en una residencia puede conocer a lo largo de su estancia allí a casi 10 educadores distintos», observa.
Pero es en los primeros años de vida cuando se crean lazos familiares. Por eso, la nueva legislación establece que los menores de tres años siempre, y hasta seis prioritariamente, estarán en hogares.
EFE