Aguardan adopción familiar casi 5.000 menores brasileños

Un total de 4.856 menores de edad esperan ser adoptados por una familia en Brasil, revelaron datos del Registro Nacional de Adopción.
Según esta fuente, 27.478 parejas han manifestado interés en la adopción de un niño o niña, aunque prefieren a los menores de tres años de edad.

Aunque el número de casas dispuestas a tener un niño o niña adoptado es seis veces superior a los pequeños que esperan ser adoptados, el 76,7 por ciento de futuros padres y madres sólo acepta adoptar alguien con menos de 3 años de edad, mientras que el 92,4 por ciento de los pequeños tiene más de 6 años. Entre las exigencias de los futuros padres adoptivos destaca que el 82 por ciento no quiere hermanos, el 33 por ciento sólo quiere adoptar una niña y el 37 por ciento sólo acepta adoptar una persona de una etnia blanca.

El tiempo de espera que pasan los menores de edad para ser adoptados varía según la edad: mientras los bebés tardan unos tres meses en promedio para ser adoptados, los que tienen entre 8 y 18 años tardan unos 18 meses en general.

Por edades, la franja que tiene más menores esperando la adopción es la de 15 años, con un total de 525 adolescentes en todo el país, un 11 por ciento del total.

El principal problema que enfrenta la mayoría de menores es la idea fija que tienen muchas parejas para adoptar, ya sea en la raza, sexo o edad, lo que hace que los que se encuentran fuera del prototipo, generalmente negros y mayores de 8 años, encuentren muchos más problemas para ser incorporados a las familias.

El gobierno brasileño está rehaciendo el cálculo de menores en la lista para ser adoptados nuevamente, ya que la mayoría de los que tienen más de 8 años no llega nunca a ser adoptados y otros sólo son adoptados gracias a la ley que obliga a la familia a adoptar también el hermano del menor elegido.

En este caso, los padres suelen escoger un bebé y acaban adoptando a su hermano o hermana mayor.

En muchos casos, los menores que no fueron adoptados, al cumplir los 18 años y verse obligados a salir del albergue en el que se encontraban, acaban siendo «acogidos» en las casas de los funcionarios que cuidaron de ellos en el albergue, al no saber nada de su familia y no tener a nadie con quien encarar la vida adulta.

Sandra Niu

spanish.china.org.cn

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