La espera también se generaliza en la adopción internacional
España es el segundo país del mundo que adopta a más niños en el extranjero, sólo por detrás de Estados Unidos. Las familias españolas adoptaron a 2.891 menores en 2010, según el último informe del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad.
La saturación del mercado nacional español disparó en la década de 1990 el número de futuros padres y madres que optaron por probar en el extranjero. El objetivo: acortar los plazos de espera. «Pero los tiempos en otros países se están acercando a los de España», explica Diego Bonil, abogado de PIAO, Entidad Colaboradora de Adopción Internacional (ECAI) que media entre familias españolas y los gobiernos de China y Etiopía.
En estos años, parte de los países de origen han ratificado el Convenio de La Haya, de 1993, relativo a la adopción internacional (España fue de los primeros, en 1995). Y esto les ha forzado a reorganizar los trámites para aumentar las garantías. Un claro ejemplo es Etiopía, el tercer país desde el que llegaron más niños el año pasado, 508, por detrás de Rusia (801) y China (584).
«Últimamente, ha habido una ralentización de los juicios en Etiopía, porque se ha establecido un cupo máximo de concesiones diarias y ya no hay un trato preferente para la adopción internacional», asegura Bonil. El abogado explica que en la capital, Addis Abeba, sólo existe un juez de familia, dependiente del Ministerio de Asuntos de la Mujer, «quien se hace cargo de todas las adopciones, divorcios…».
Retrasos de uno a tres años
«Etiopía ha puesto más filtros. Eso es bueno para los menores pero no para las ECAI y los padres. Nos supone más gastos y yo he tenido que despedir a trabajadores», apunta Ana Picazo, directora de la organización Cielo 133, que cada año trae de Etiopía entre 50 y 80 niños. La ECAI ha aumentado su lista de espera debido al cupo máximo diario y las esperas se han alargado de uno a tres años.
Hace dos años, los padres pagaban 6.000 euros por el proceso a Cielo 133. Hoy, 12.000. «Estamos cobrando hoy, con dos años de retraso, las tarifas de 2009», explica Picazo, que reclama una ayuda de la Comunidad de Madrid.
Como consecuencia del alargamiento de los procesos de adopción en el extranjero, las familias españolas buscan ahora nuevas alternativas. El director general de Política Social de las Familias y de la Infancia, Juan Mato, llama la atención sobre otra tendencia general que se está produciendo en la mayoría de los países de origen: «Hace años, las familias sólo buscaban recién nacidos sin problemas de salud, pero la adopción de niños mayores, o con necesidades especiales, es cada vez más frecuente». Esta tendencia se acentuó a partir de 2006 y 2007, por los cambios políticos que se produjeron en China.
En 2004, España marcó el récord de adopciones con un total de 5.541. Cerca de la mitad se realizó en China. «Antes, las familias apenas tenían que esperar entre seis y nueve meses para adoptar a un niño. Todo era muy veloz», recuerda un portavoz de la Asociación para el Cuidado de la Infancia (ACI), especializada en China, Filipinas y Vietnam.
Pero el gigante asiático modificó los procesos hace unos cinco años. Oficialmente, el Gobierno aseguró que quería priorizar las adopciones internas de familias chinas, debido a que el aumento de la riqueza les había dotado de más recursos. «Se achacó a un cambio social y económico. Además, la norma del hijo único se flexibilizó y empezó a haber menos niños disponibles», recalcan desde la ACI.
Extraoficialmente, otras organizaciones indican que la hemorragia de adopciones de niñas chinas que se había producido en años anteriores era un lastre para la imagen internacional de China, que su Gobierno quiso corregir. Las más perjudicadas por el cambio fueron las familias españolas que ya habían iniciado el proceso y que tuvieron que esperar varios años para que se les adjudicase a un niño. Algunas habían comprado casas más grandes para ajustarse a los requisitos de adopción, desembolsado dinero o cambiado de puesto de trabajo para poder dedicar más tiempo a los niños.
«Hoy, no existe ningún país en el mundo en el que se pueda adoptar a un niño en un plazo inferior a un año y medio», señala Bonil.
La mayoría de las ECAI miran de reojo a Estados Unidos porque cualquier cambio que se realiza en el país norteamericano afecta al número de niños disponibles en el resto del mundo para España.
Polémicas en Estados Unidos
El principal país de procedencia para España, Rusia, ha encadenado en los últimos años varias polémicas con Estados Unidos, que han desembocado en la suspensión de la autorización a entregar niños a familias de ese país.
El caso más mediático ocurrió en abril de 2010. Una madre adoptiva de Tennessee (Estados Unidos), Torry Hansen, sentó en un avión rumbo a Rusia al niño Artyom Savelyev, del que era su madre oficial desde septiembre de 2009. El chico llegó de vuelta a Moscú con una carta, en la que la mujer explicaba al Gobierno ruso que el niño se había vuelto muy violento y mentalmente instable.
El caso irritó a Rusia, que en pocos meses tuvo constancia de varios casos de malos tratos y sospechosos asesinatos de niños rusos adoptados en Estados Unidos. La crisis diplomática entre los dos países se cerró recientemente con la firma de un acuerdo para velar por el cumplimiento de los derechos del niño, recogidos en la convención de las Naciones Unidas de 1989.
«Rusia es el país más proteccionista con los derechos de los niños, por su transparencia y legalidad», asegura Antonio Mercadal, director de la ECAI valenciana Infancia y Futuro, especializada desde hace diez años en Rusia. «Primero intentan colocar a los niños en el mercado interno y, si hace falta, recurren al extranjero», explica. Los motivos por los que Rusia es el principal exportador a España son dos, según Mercadal: la política de protección de la infancia que tiene el país y su gran volumen poblacional, un factor similar al caso de China.
No obstante, Rusia tiene pendiente la ratificación del Convenio de La Haya de adopción internacional. A ojos de Mercadal, «el acuerdo es muy polémico porque parte de la desconfianza de los países adoptivos respecto al sistema de protección de los países emisores», algo que incomoda a Moscú.
Por su parte, Vietnam entró en 2010 en el Top 5 de los países emisores a España, con 320 niños. Su caso es llamativo porque, anteriormente, apenas había salido un centenar de niños rumbo a la Península Ibérica. El director general de Política Social de las Familias y de la Infancia explica que el ascenso de bastantes países en esta lista suele ser «circunstancial». En 2011, explica, Vietnam no figurará en el Top 5 porque «ha suspendido temporalmente las adjudicaciones, con el objetivo de implantar un nuevo sistema de adopción. Pero el no figurar en ese ranking no significa que no vayan a llegar niños de esos países en los próximos años».
Donde sí que se dibujan las tendencias es en las estadísticas de la última década (ver gráfico). Desde el año 2000, uno de cada tres niños ha llegado de China (13.622). El gigante asiático, junto a Rusia, Etiopía y Colombia (con 10.807 y 2.910 y 2.408 menores) representa el 71,5% del total.
Daniel Ayllon
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