Aguantamos lo indecible, pero no pensamos en devolver al hijo
Padre adoptivo y, al mismo tiempo, psicólogo experto en adopción. Teoría y práctica se unen en la persona de José Ángel Giménez , coordinador del Plan Integral de la Infancia y Adolescencia de Aragón.
A sus 66 años, este zaragozano ha aprovechado la jubilación para plasmar en un libro, «Indómito y entrañable: el hijo que vino de fuera», el periplo vivido junto a su mujer, Carmen, como padre adoptivo. Toni llegó a sus vidas con 10 años y hoy, a sus 33 años, agradece en el prólogo a sus padres «el aguante y la resistencia» que derrocharon para enfrentarse a los problemas de la adopción.
¿Por qué desnudarse sin pudor ante el público contando los problemas vividos en la adopción de su hijo?
Porque creo que puede ayudar a mucha gente. Mi historia fue muy difícil y complicada, como la de muchos padres de niños adoptados. Al jubilarme empecé a escribir nuestra historia y cuando llevaba un puñado de páginas se las di a leer a mi hijo. Fue él quien me pidió que la terminara. Me dijo que era él quien necesitaba que la escribiese.
Como padres no es fácil poner en práctica la teoría , pero ser psicólogo ayudaría.
La verdad es que ser psicólogo sirve solo un poco. Mi mujer es pedagoga, pero nosotros tuvimos las mismas dudas y los mismos problemas que cualquier otra padre. Ser padre es una cosa y ser psicólogo, otra. Hemos tenido que pensar mucho, pasar malos ratos y trabajar mucho para sacar adelante a nuestro hijo. Igual que otros padres.
Desde su experiencia, ¿en qué error se suele incurrir?
Posiblemente, en no modificar las expectativas iniciales conforme vamos viendo cómo son nuestros hijos. Quienes adoptan, normalmente, son gente de clase media y tiene unas expectativas de clase media para ese niño. Sin embargo, son niños que vienen del abandono, del maltrato, etc. No hay adopción sin abandono. Hay que estar muy atentos a lo que ellos no dicen y tener muy claro que somos los padres sociales de los niños. No somos los padres biológicos y ellos llevan una carga genética que tenemos que ir descifrando con paciencia.
La estadística dice que cada año 60 familias españolas que han adoptado devuelven a los niños.
Es duro, porque en nuestro caso aguantamos lo indecible, con momentos muy duros. La adolescencia de niños adoptados tiene más ingredientes para que sean rebeldes. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la paternidad es un camino sin retorno.
¿Vivió algún conflicto tan duro que pensó en tirar la toalla?
Vivimos momentos muy tensos, incluso de agresividad, de mucha angustia, pero nunca pensamos en devolver a nuestro hijo. La clave fue mandarle siempre el mismo mensaje: «Hijo, hagas lo que hagas, seas como seas, no te vamos a abandonar jamás. Te queremos y vamos a estar ahí contigo».
¿Qué le diría a unos padres adoptivos que están atravesando situaciones difíciles con sus hijos?
Que no pierdan la esperanza y que pidan ayuda. Las asociaciones desempeñan un papel fundamental e impresionante.
M. Carmen Garde
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