Raquel encuentra a su madre

Una gijonesa localiza en León a su familia 44 años después de ser dada en adopción

«La trabajadora social me había advertido que no me hiciese muchas ilusiones, que a veces los encuentros después de tanto tiempo podían resultar fríos, pero, cuando se abrió la puerta y por fin nos vimos, lo único que hicimos fue abrazarnos y llorar. Llorar y abrazarnos. Y, cuando después fuimos a comer, todavía seguíamos llorando. Allí lloraba todo el mundo. Lloraba hasta el camarero».

Las lágrimas de Raquel González Meana -al nacer, Hernández García- son las de una mujer que llevaba 44 años buscando a su madre biológica y que el martes pudo abrazarla con todas sus fuerzas, «hecha un manojo de nervios», en una de las salas de la Consejería de Bienestar Social. Una búsqueda en la que ha removido cielo y tierra desde 2005, convencida de que estaba viva y de que no la había entregado voluntariamente a sus padres adoptivos.

Y no se equivocaba, a pesar de que la Fiscalía archivó recientemente su caso, uno de los 21 conocidos como ‘niños robados’ que han presentado denuncia en Asturias. Centenares en todo el país.
Cuando Raquel se enteró de que las investigaciones se daban por concluidas, se hundió para volver a levantarse. Y contactó con la consejería, que rastreó el ‘libro de permanencias’ donde las trabajadoras sociales del Hogar Infantil de Oviedo registraban las entrevistas con las mujeres que daban a luz a bebés que luego eran dados en adopción.

Fue la pista definitiva: en ese registro figuraba una mujer que había tenido a su hija el mismo día en el que nació Raquel. Un hilo que condujo al nombre y al paradero de su madre biológica: se llamaba Gregoria ‘Goya’ tenía 60 años y vivía en León capital. En el registro del Instituto Nacional de Estadística, donde figuran todos los ciudadanos censados, constaba su dirección exacta y el personal de Bienestar Social se puso en contacto con ella. «Te busca tu hija», le dijeron.

Lo que sigue después es una historia de «un encuentro maravilloso» del que no hay testimonio gráfico porque las hermanas biológicas de Raquel aún no saben que ella existe. Y porque hay que «darle tiempo al tiempo. Poco a poco».

Madre a los 15 años

Un encuentro sin un reproche en el que esta gijonesa, que no se cansó de buscar, ha podido saber de boca de su madre que «se quedó embarazada siendo sólo una niña, con quince años, con lo que aquello suponía en aquella época». Y que «una cuñada se la llevó de León para meterla en una pensión ovetense hasta que dio a luz en el Hospital General de Oviedo, donde le practicaron una cesárea y le dijeron que el bebé había fallecido. Y lo más importante, que quede claro: que ella nunca jamás firmó ningún documento que autorizase la adopción».

Gregoria «volvió a León en el Alsa». Raquel, a Gijón, con su marido y sus dos hijas. Volverán a verse pronto. Cuando ellas quieran.

Azahara Villacorta

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