Conoce a su familia biológica tras descubrir que fue adoptado hace 39 años
Imagine que con 20 años, un buen día sus padres le dicen que es adoptado y que realmente tiene no uno, ni dos, ni siquiera tres hermanos, sino que cuenta con al menos ocho.
Ellos nunca han desistido de buscarme. Esa fue la confesión que los padres adoptivos le hicieron a su hijo Francisco Estarelles. Su contestación: «Vale». Así de natural, sin más. Su padre, extrañado, le preguntó si ya lo sabía: «Obviamente, yo no tenía ni idea, pero quizás porque tengo un amigo que también es adoptado, tenía el presentimiento de que yo también lo era. No me enfadé ni nada por el estilo. Para mí, ellos eran mis padres, los que me habían criado y les quería», explica Francisco.
Pese al vuelco que dio su vida desde ese momento, no quiso indagar en su pasado ni ponerse en contacto con sus hermanos. Sin embargo, dice, «ellos nunca han desistido de buscarme». A los pocos años «consiguieron localizarme a través de un registro y un juez de adopción se puso en contacto conmigo. Me explicó que mis hermanos querían localizarme, pero yo seguía en mis trece y me negué, en parte porque no quería hacer daño a mi madre adoptiva», recuerda.
Le picaba «la curiosidad»
El tiempo siguió pasando y «poco a poco» le fue dando vueltas ya que le iba picando «la curiosidad». «Mi padre faltó hace cinco años y mi madre hace seis meses», explica.
«Seguí junto a mi mujer y mis dos hijos hasta que semanas antes de Navidad me llamó la esposa de uno de mis hermanos. Me preguntó si sabía que era adoptado. Le dije que sí y me propuso quedar ese mismo día en la estación de metro de Albalat dels Sorells (Valencia) para conocerlos», relata.
Nos emocionamos todos muchísimo, parecía que nos conocíamos de toda la vida. Dicho y hecho. Francisco se encontró con ellos en el pub Es Precís, del que son propietarios: «Fue muy emotivo, desde el principio conectamos muy bien. Cuando me dijeron que después de irme yo nacieron tres hermanos más y que conmigo éramos 12 me quedé de piedra. Podíamos formar un equipo de fútbol».
Tras la grata experiencia de la primera toma de contacto, el colofón aún estaba por llegar. Su hermano no dijo al resto que ya se habían conocido y los convocó a una reunión familiar en el pub. Así, a cada uno les puso una excusa, pero «lo que no sabían era que yo también estaba convocado a la reunión». Según cuenta Francisco, «nos emocionamos todos muchísimo, parecía que nos conocíamos de toda la vida». «Me alegro mucho de tenerlos a mi lado», recalca.
Desde entonces, todos los jueves quedan para tomar algo y charlar en el pub: «La vida tiene estas cosas. Mis padres me dieron en adopción casi en Navidad cuando yo tenía dos meses, y 39 años después recupero a mis hermanos también por Navidad. El día 25 nos reunimos todos para comer y celebrarlo».
«No guardo rencor a mis padres»
Cuando nació Francisco, la situación económica y de salud de sus padres era muy delicada. Según explica, «también dejaron a una de mis hermanas, en concreto a mis tíos, para que la cuidaran temporalmente, pero a mí me dieron en adopción. No les guardo rencor. Mis padres adoptivos me dieron una vida mejor. Mi hermano me comentó que mi padre biológico, antes de morir en 2010, le dijo que no pararan nunca de buscarme».
CARLOS N.C.
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