Al bebé a la carta, rubio y con ojos azules nunca deberíamos llegar

El Dr. Miguel Lara, especialista de La Unidad de Reproducción del Centro Gutenberg, reflexiona sobre las técnicas de reproducción asistida y la legislación española.

¿La primera vez que hizo el proceso de laboratorio para que una pareja tuviera un hijo por reproducción asistida le temblaron las piernas?

Me temblaba todo. Evidentemente, nunca lo haces solo la primera vez. En todos los primeros pasos tienes a alguien observando todo para que no haya ningún problema porque no quieres perjudicar a una pareja. Siempre vas supervisado.

¿Por qué esa necesidad de tener el hijo propio?

Primero, por instinto. Muchas mujeres necesitan ser madres para sentirse realizadas. No todas, pero la mayoría sí. Y segundo, hay parejas que no tienen problemas en adoptar, pero con todas las trabas que hay a la hora de la adopción casi les es más fácil un tratamiento de reproducción que intentar adoptar. También hay algunas parejas que tienen miedo a que les den [en adopción] un hijo de cierta edad que pueda tener ciertos problemas. Eso les echa un poco para atrás.

¿La reproducción es más necesidad de la mujer que del hombre?

Yo creo que sí. Yo observo que hay parejas que vienen porque es la mujer la que insiste. Hacen un intento y si fracasan, hacen el segundo porque la mujer insiste. Muchas veces por ellos ya desistirían.

¿Por qué se tienden a callar los problemas de reproducción?

Yo no lo entiendo mucho tampoco. Pero cada vez la gente toma el tema de la reproducción con menos miedo. Hace unos años, el no poder reproducirse era como fallar en algo. Ese tabú se va rompiendo. Hay parejas que ya vienen incluso con los familiares. Que por otra parte a veces pueden agobiar porque están todo el día pendientes. No tengo muy claro qué es mejor, si decirlo o no. Puede ser beneficioso que gente de tu entorno lo sepa, que te puedan ayudar psicológicamente. También como cada vez hay más parejas que están teniendo problemas, llegará un momento en que se vea como algo normal.

¿La mujer tiene que cambiar el chip de posponer la maternidad?

Sí. La edad influye muchísimo para conseguir un embarazo. Muchas mujeres que se plantean la maternidad con 35 años y tienen el primer hijo de forma natural, cuando quieren el segundo ya tienen muchísimos problemas y terminan recurriendo a técnicas de reproducción.

¿La legislación española es de las más avanzadas?

Avanzada y de las más flexibles de Europa. Italia no puede acceder a la donación ni de óvulos ni de espermatozoides. En Inglaterra no es anónima, con lo cual donante y receptores se conocen y eso hace que haya pocos donantes. Y eso provoca que muchas señoras vengan a España a requerir esas técnicas.

Pero no está permitido el vientre de alquiler… ¿Hay que aprobarlo?

Sí, hay que aprobarlo siempre y cuando haya una indicación médica muy clara y esté perfectamente legislado y controlado. Hay países, como en la India que lo hacen por dinero. Es gente pobre que por dinero lleva un embarazo adelante. Y eso no debe ser.

¿Quiere decir que acepten llevar un embarazo para otra pareja por convicción, no por dinero?

Exactamente.

Yo no lo haría ni por dinero ni por convicciones, salvo por una hermana que lo necesitara…

Pues por ejemplo, en esos casos, que lo hiciera alguien cercano a la familia, o un familiar que ayudara a esa señora que no tiene útero. Estoy a favor de que se hiciese algo así, no porque la chica que lleve el embarazo necesite el dinero.

¿Autorizaría el vientre de alquiler para una pareja gay?

Sea una pareja de hombres o un hombre solo, igual que una mujer tiene derecho a ser madre soltera, un hombre o dos tienen derecho a ser padres y como necesitan un útero la única manera es uno subrogado [de alquiler]. También lo aceptaría. Para una mujer a la que le han quitado el útero, que tiene un útero con malformaciones o lleno de miomas, lo aprobaría ya, ya. Y lo de las parejas homosexuales tampoco lo dejaría para muy tarde.

Las listas de espera en la sanidad pública lleva a muchas parejas a usar la privada. ¿Los tratamientos son accesibles económicamente?

Algunos tratamientos de reproducción son caros, pero no son excesivamente caros. Hace tres o cuatro años, cuando no había crisis, cualquier albañil, cocinero, fontanero podía permitirse pagarse varios tratamientos sin problemas. Ahora hay gente sin trabajo que no puede permitírselos. Están en lista de espera en la Seguridad Social, que los llaman a los dos años. Pero no creo que sean prohibitivos. Es una cuestión de prioridades. Hay gente que en lugar de un coche nuevo pide un pequeño préstamo para someterse a un tratamiento. El problema es que no siempre funciona bien a la primera. Hay gente justita de recursos que sí tiene ahorros para hacerse un tratamiento, pero que si fracasa, hacer un segundo intento le cuesta mucho. Pero damos facilidades de pago a esas parejas.

¿Qué le diría a quienes se oponen a las técnicas de reproducción?

Que deben ir avanzando en función de la demanda de la sociedad, que no podemos quedarnos en 50 años atrás. Si ahora hay técnicas que permiten que parejas puedan ser padres cuando sin esas técnicas no pueden serlo no entiendo dónde está el problema. Nosotros ni manipulamos genes ni hacemos experimentos. Lo único que hacemos es ayudar a parejas a tener hijos.

¿Técnicamente es posible la selección de sexo?

Sí, pero no es legal. Solo se hace en España cuando hay una enfermedad genética que la van a padecer los varones o las hembras. Sí podemos seleccionar en ese caso el sexo que está libre de esa enfermedad. Pero en India, en muchos estados de Estados Unidos es legal.

¿Y cómo ve la selección por elegir el sexo en sí del niño?

Puede haber gente que lo tome como un capricho. El capricho de tener un hijo o una hija. Yo me lo plantearía en una pareja que tuviera tres hijos del mismo sexo. Quizás a partir del cuarto me lo plantearía ponerlo como opción legal. Pero no para elegir el sexo del primero, el segundo o el tercero.

Ya hay técnicas para evitar enfermedades genéticas graves…

Son de las técnicas que más sentido tiene aplicar porque evitar sufrimiento es fundamental. Son para patologías graves no sean susceptibles de tratamiento.

¿Y conoce a esos niños que son sanos por la reproducción asistida?

Sí, sí… Los que son de lejos, mandan fotos. Tenemos que saber cómo fue el parto, si el niño nació sano, si se cumplió el objetivo. Otros vienen con los niños. Eso es un sueldo añadido, la mejor recompensa.

¿Le gustaría hacer otro trabajo?

Ni me lo planteo. Esto es más reconfortante. También te llevas muchas decepciones cuando hay parejas que no lo consiguen. Hay días que te vas tocado a tu casa. Si trabajara de químico no me llevaría estos problemas a casa.

¿Su mayor alegría en el trabajo?

El día a día. Siempre que una pareja logra un embarazo es una alegría para todo el equipo. Pero especialmente recuerdo el primer bebé nacido con diagnóstico genético preimplantatorio [una técnica para evitar enfermedades genéticas graves], hará unos cinco años.

¿Cómo ve la conciliación laboral y familiar?

Deja muchísimo que desear. Quizás no tanto para los hombres. Más para las madres. Compaginar la vida laboral con la maternidad en este país es difícil. Hay muchas empresas que ponen trabas que terminan haciendo que las mujeres dejen de trabajar para dedicarse a sus hijos o empiecen a asumir puestos más bajos y se queden estancadas.

¿A dónde puede llegar la reproducción asistida?

Queda mucho por estudiar. Pueden aparecer técnicas nuevas, aumentar el porcentaje de éxito y minimizarse los riesgos de embarazos múltiples… Ahora, la clonación de seres humanos, la manipulación de genes no lo veo ético. Al bebé a la carta para que salga inteligente, rubio, con ojos azules y de 1,80 metro nunca deberíamos llegar.

¿La crisis se nota en este sector?

Se nota, pero es uno de los sectores que menos lo nota porque para muchas parejas es una prioridad. Aunque tengan pocos recursos, piden a familiares o un crédito porque saben que no pueden perder tiempo. Pero, la demanda ha bajado algo.

Con estas técnicas, hay mujeres que son madres a los 60. ¿Cómo lo ve?

En España no hay una edad legal, pero hay un consenso de las sociedades médicas que ponen como límite los 50 porque luego aparecen importantes problemas en el embarazo. Entraña riesgos para la mujer y esos niños no podrán disfrutar a la madre. Sería más una abuela. Ser madre a los 60 va contra natura, pero técnicamente es posible.

Leonor García
Malagahoy.es

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