Nueve de cada diez familias con hijos adoptados están satisfechas

Según un estudio, el 77,7% de las familias son más felices tras el proceso. Además, existe una gran relación entre la valoración de los padres y de los hijos.

“Queríamos saber en qué medida las adopciones realizadas en España están aportando a los niños y niñas que lo necesitan un contexto familiar saludable y promotor de su desarrollo”, declara Yolanda Sánchez-Sandoval, investigadora de la Universidad de Cádiz (UCA). Para valorarlo, ha sometido a un amplio cuestionario a familias andaluzas con hijos adoptados, en el que se usó, entre otros, la propia satisfacción familiar con la decisión como indicador de éxito.

Los resultados muestran que, aunque sus vidas no han estado exentas de dificultades, estas familias están contentas con la adopción. “Se encuentran, por lo general, muy satisfechas con su decisión y con sus implicaciones familiares y personales”, asegura Sánchez-Sandoval.

El 77,7% de las familias afirmaron que su vida ha sido más feliz a raíz de la adopción y el 91,9% considera positivas sus repercusiones. Pese a ello, el 37% considera que la vida familiar es algo más complicada en su caso.

La propia evaluación vital de los hijos también se relaciona con la valoración de sus padres y madres. “A medida que los padres están más satisfechos con la adopción, encontramos hijos más satisfechos también con sus propias vidas”, afirma la investigadora.

Variables relacionadas con la satisfacción

En el estudio, que se publica en la revista Psicothema, identificaron algunas variables relacionadas con las dificultades en la adaptación, por ejemplo, que los niños llegaran ya mayores a casa, que fueran adoptados solos o junto a algún hermano, o que tuvieran experiencias previas de maltrato.

Adoptar un niño al que ya se conoce de antes también afecta al proceso. “Quienes adoptaron niños con los que habían tenido una relación previa estaban más insatisfechos, probablemente por el tipo de motivación para adoptar. Estas familias pudieron verse algo obligadas, o reflexionaron menos la decisión”, analiza Sánchez-Sandoval.

También disminuye la satisfacción en los casos de las familias con mayor nivel educativo de los padres –“tienen expectativas más elevadas”, según la autora, con madres menos afectuosas y comunicativas, y con hijos menos cariñosos y con problemas de conducta.

Segunda encuesta tras seis años

En un primer cuestionario participaron 393 familias (el 69,19% de las que adoptaron en ese periodo). En el segundo se redujo la muestra a 272 familias que habían realizado una adopción nacional en Andalucía en los siete años anteriores. “Hicimos dos encuestas distanciadas entre sí por seis años, cuando llevaban conviviendo como media 11,22 años, en sus casas y, de manera separada, también a los hijos en la escuela”, explica Sánchez-Sandoval.

La gran mayoría de familias contactadas era biparentales (90,5%), y al menos la mitad de ellas tenían estudios bajos. El 72,9% tenía un solo hijo adoptado, y en el 13,5% se acogieron dos hermanos biológicos.

El 48,4% eran niñas, el 10% presentaba discapacidad, el 11,7% una enfermedad crónica y el 8,1% pertenecía a algún grupo étnico minoritario. La edad media de los niños cuando comenzaron a vivir con sus familias era de 1,85 años y el 60% de los niños tenía menos de un año.

Además de una mayoritaria valoración positiva, el estudio muestra que las familias que se mostraban más complacidas en el primer cuestionario del estudio también lo estaban en el segundo. “La satisfacción tiene estabilidad temporal”, declara la autora.

La opinión de los implicados

La satisfacción con la adopción no es de las medidas más utilizadas para la investigación, pese a que, según la autora, aporta una visión de conjunto bastante integradora. “Es una valoración de los implicados sobre el éxito del proceso”, asegura.

Por ello la autora ha querido, a través de la encuesta, estudiar la satisfacción de las familias con niños adoptados a lo largo de tiempo, establecer las relaciones entre la valoración del proceso de los padres y de los hijos e identificar variables relacionadas con ello.

“Algunas características pueden complicar los procesos adoptivos. Pero con recursos compensatorios se pueden prevenir mayores conflictos y facilitar la adaptación de estos niños y niñas”, opina Sánchez-Sandoval. “Las intervenciones familiares posadoptivas con niños con serios problemas de comportamiento mejoran mucho la satisfacción paterna”.

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