«Hay que prepararse por si surgen momentos difíciles»

¿Por qué a los padres biológicos no se les pide nada y a nosotros nos someten a semejante carrera de obstáculos?

Muchos padres adoptantes se hacen esta pregunta ante la dureza de los procesos de adopción. «Porque el bien fundamental que hay que proteger es el menor, son sus derechos los que hay que salvaguardar y por eso el proceso puede resultar duro», recuerda el director foral de Infancia, Jon Lasa.

«Hubo un tiempo en el que pululaba la idea de que primaba el derecho a ser padre, pero la adopción es una medida de protección de menores. ¿Que además se cumple el deseo de unos adultos de ejercer la paternidad? Bien, pero como derecho es el de los menores», añade Rosa Barrio, de Ume Alaia.

-¿Cuál es el perfil del adoptante?

Variado. Siguen predominando las familias que no pueden tener hijos, pero también hay familias monoparentales, con hijos… Lo que sí he percibido es que antes venían personas mayores. Hace diez años era habitual que se diera el paso con 40-50 años. Ahora ya no: y no solo por los límites que ponen los países, sino también por un mayor conocimiento de la realidad de la adopción.

-¿La visión era demasiado idealizada?

Hace una década se veía a niños pequeños y guapos paseando con sus padres, que contaban lo maravillosa que era la experiencia. Ahora esos niños ya son mayores, y además de ese periodo sus padres también hablan de que puede haber periodos complicados, que por otra parte también viven las familias biológicas. Quizás ahora se disponga de más información y se sea consciente de que pueden surgir problemas, por lo que las familias se lo piensen mejor. Hay que saber que algunas familias lo pueden pasar mal si, por ejemplo, el menor empieza a preguntar por su madre biológica, o ve en la tele una noticia y se echa a llorar por si puede tener allí a su familia… Hay que ser conscientes de que estas cosas ocurren.

-¿Cuántas adopciones fracasan?

La realidad es que puede haber momentos muy duros. Hace años ya nos llegaban noticias sobre estos fracasos de Madrid, Valencia… ¿A qué se debe? A varios factores. Quizás hace tiempo los padres no estaban suficientemente preparados, se creía que las necesidades eran las mismas que las de un hijo biológico. Hoy día sabemos más cosas, como las preguntas que nos pueden hacer los menores adoptados, sus temores… Porque hay un hecho indiscutible: voluntario o no, ha habido un abandono. Aunque haya pasado a manos de sus padres adoptivos nada más nacer en el paritorio, ya hay una huella emocional en ese niño.

-Algunos llevan mucho peso en la mochila…

Sí, cada caso es distinto. Hay algunos que han sufrido mucho y que necesitan de atención profesional desde su llegada… Depende de cada caso. Por eso hay que saber ciertas cosas. Alguien puede decir que en su casa hablan de la adopción con tranquilidad. Pero claro, el niño tiene 5 años. ¿Y cuándo tenga 7 u 8, que es cuando pasan su primera crisis? Porque a esa edad a nivel racional entienden lo que significa ser adoptado. Luego hay padres o madres más hábiles, y otros que quizás involuntariamente no crean el clima para que el niño se exprese… Un solo caso fracasado me parece terrible, porque hay gente sufriendo. Todos tenemos que trabajar para evitarlo. Y si hay problemas o inquietudes, es mejor consultar antes de que pase demasiado tiempo, pero muchas veces parece que la familia adoptiva no puede decir ‘Esto no va bien’.

– No pinta las cosas demasiado bonitas…

Es cierto que a veces se nos tacha de ser demasiado negativos, pero es nuestra responsabilidad, por lo que pueda ocurrir. Suelo decir que nadie necesita estar preparado para que le toque la lotería, pero quizás sí para perder la salud o el trabajo. Estas cosas pueden ocurrir, y mejor estar preparados. Y sí, por supuesto que hay momentos muy bonitos.

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