Esa otra voz… (mamás biológicas)
Va mi mensaje para todas aquellas madres que todavía están en silencio. Creo que la gran mayoría de los que buscamos lo hacemos desde la comprensión, sin reproches, intentando sólo completar lo que nos falta.
Creo que la mayoría de los que buscamos no queremos hacer daño, ni llegar a modificar la vida ni el presente de nadie, sólo saber cómo fuimos gestados, por qué tuvieron que dejarnos y luego cada uno decidirá qué lugar quiere ocupar o puede ocupar en la vida del otro.
Creo que nos hace falta hablar, abrir el corazón, poner en palabras -como digo siempre- para sanar heridas. Nada cambiará el pasado.
La historia fue como fue, pero lo bueno es que a partir de ahora podemos seguir edificando una realidad sin miedo, sin mentiras, sin ocultamiento, sin vergüenza, desde la verdad y por qué no, el amor.
Patri Holmes
La otra voz
«Anna es mi tercera hija, cuando quede embarazada de ella tenía 28 años, y es hija de un hombre con el que tuve una relación maravillosa. Si bien es cierto cuando quede embarazada ya él y yo no éramos pareja, yo no tenía en ese momento ningún otro hombre en mi vida. Recuerdo bien que la última vez que estuvimos juntos fue para el cumpleaños de él, ya no vivíamos ni siquiera en la misma ciudad, pero me desplace hasta donde el estaba para que celebráramos su cumpleaños, después de ese fin de semana no volvimos a vernos. Seguí con mi trabajo y con mi vida, llamándolo, escribiéndole, extrañándolo. Cuando el primer mes no llego la menstruación no me preocupe, he sido de periodos irregulares, pero el segundo ya empecé a sospechar, el tercero me hice una prueba y sentí un frio de miedo que atravesó mi espalda. ¿Cómo lo iba a enfrentar?
Nunca habíamos considerado la posibilidad de un hijo de los dos, yo tenía antes a mis dos hijos, y nunca nunca pensamos en un hijo “nuestro” sin embargo él debía saberlo, ayudarme a tomar una decisión, mi familia no sabía aun del embarazo, como lo iba a tomar mi mamá era una gran preocupación, yo seguía viviendo en la casa de ella, ya me ayudaba bastante con los dos niños, la situación económica era muy difícil y muy apretada, teníamos muchas deudas y poco dinero, además, mi trabajo no era aun muy bueno, ni muy estable.
Deje pasar semanas enteras como si en algún momento me fuera a despertar de ese mal sueño, y como si una mañana simplemente los problemas ya no estuvieran allí, pero lo único que paso al correr de los días era que mi embarazo empezaba a notarse. Recuerdo que en ese momento de mi vida, trabajaba todo el día y hacia en las noches un curso al que nos había mandado la empresa a todos los que trabajábamos en atención al cliente, llegaba a mi casa tarde en la noche, mi mama siempre me ha esperado cuando llego del trabajo, una noche cualquiera me dice….”cuando termine de comer…hablamos”, inmediatamente supe de que se trataba, le dije, “hablemos de una vez”. Hablamos largo rato, me dijo que no podía ayudarme, que ella ya me ayudaba bastante, que yo era egoísta y no pensaba en mis hijos, que ella me había dicho que “ese hombre” no me convenía, que no contara mas con ella. Fue una noche triste, y los días siguientes más tristes todavía, él no me contestaba el teléfono, nunca pude encontrarlo, si lo llamaba donde los papas no estaba, si lo llamaba al trabajo no estaba, si lo llamaba donde el vivía no estaba….ya nunca estaba. En medio de mi necesidad de que el supiera, le escribí una carta, tampoco hubo respuesta.
Una mañana, en mi trabajo, muy preocupada por mi futuro, empecé a buscar en el directorio telefónico una fundación de adopción, pregunte por teléfono, me dijeron más o menos como funcionaba todo, sin embargo quede con muchas dudas, cosas que por el susto no pregunté, pero la información que tenía era suficiente para decirle a mi mama que estaba pensando en la adopción, ella me dijo “¿No le da pesar?”, después de eso solo volvimos a hablar del tema cuando le dije que tenía todo listo para viajar en diciembre y que necesitaba que se quedara con los niños mientras yo estaba en la Fundación.
Trabajé hasta septiembre, ya para ese momento tenía casi 5 meses de embarazo. Cuando ya estuve sin trabajo me recluí en mi casa, no me dejaba ver de nadie, ni de mis hermanos, las únicas que supimos del embarazo fuimos mi mama y yo, y ella me ayudo a ocultar todo y a planear la excusa para mi ausencia en diciembre y enero.
El 13 de diciembre viaje hasta Bogotá, fueron ocho horas de viaje en bus, llegue en la noche a la Fundación. Estuve triste todo el tiempo, era tan difícil esa situación, me sentía tan agobiada por mi soledad, por el silencio de ese hombre que tanto amé, por la distancia con mi familia, por los días que pasaban y se acercaba el día del parto. Pase en la Fundación los días de Navidad, Año Nuevo, me hicieron controles médicos, exámenes de laboratorio, ecografía, siempre supe que iba a nacer niña y tuve para ella el nombre más hermoso, el nombre de mi abuela Anna.
Para finales de Enero ya supe que el día del parto estaba cerca, el primero de Febrero empecé con contracciones y me llevaron al hospital, mi hija nació a las seis de la tarde, no pude verla ni un solo minuto, el consentimiento para la adopción lo firme el 12 de Febrero, ese día se me permitió verla durante quince minutos, que tendrán que durarme hasta que vuelva a encontrarla en mi vida.
Regrese de viaje a mi casa el 13 de Febrero, fue increíblemente difícil salir de la Fundación, fue muy duro regresar a mi casa sin dinero, sin trabajo, sin mi hija…
Trate de recuperar mi vida, empecé a buscar un empleo pero fue mas difícil de lo que pensaba, pasaron meses sin conseguir nada, y la situación parecía no tener salida, de alguna manera sentí que me lo merecía. Nunca se volvió a hablar del tema de la adopción en mi familia, mi mama no pregunto nada, yo nunca dije nada.
Han pasado 10 años, muchos cambios ha habido en mi vida y en mi historia, no hay un solo dia de mi vida en que no me pregunte cómo esta, y aún tengo muchas dudas sobre mi decisión, trato de pensar siempre que fue lo mejor, hasta el dia de hoy nadie mas de mi familia sabe de ella, no lo he compartido con nadie mas, y con mi mama es un secreto entre las dos, nunca lo hablamos.
Si algún dia ella quiere saber de mi, espero estar preparada para ella y para contarle a mi familia, a mis hijos, a mis hermanos, que esa pequeña existe en algún lugar del mundo.
Estudie Trabajo Social, me dedico a trabajar con mujeres que están en la misma situación que tuve que vivir hace años dedico mis días y mis noches a dar apoyo a madres embarazadas las oriento y les doy alternativas para que tomen buenas decisiones., después del tiempo me encontré con el papa de la niña, ahora es él quien me reclama el no tener a su hija cerca “debiste insistir más para encontrarme”, me dijo un día. Sin embargo trato de llevarme bien con él, como sea, es parte de mi historia.
Contar mi historia me hace bien, me permite exorcizar mis dolores, me ayuda a crecer. Me permite sanar el dolor diario.
Esperare, que la vida curse naturalmente, que pase lo que tenga que pasar, que los días lleguen felices. Todas las noches mi hija está incluida en mis oraciones, y confío en que este bien. Algunos podrán decir ¿y ya para que la piensa? ¿de qué sirven ahora estas palabras?. Durante estos últimos años de mi vida he tenido que escuchar criticas muy fuertes, palabras muy humillantes, comentarios muy desagradables, pero siempre me reconforta saber que mi hija está VIVA, que respira, crece, existe, aun cuando no esté conmigo, no pienso que la haya abandonado, hice un proceso legal para garantizar que tuviera una familia, no la expuse a peligro. Ella tal vez tendrá preguntas, espero tener respuestas cuando sea el momento».
Mónica Sierra
completandomihistoria.blogspot.com.es