Los centros de acogida de menores en Alemania y España
Alemania y España son objeto de estudio en dos investigaciones simultáneas, realizadas en la Universidad de Alicante, que han estudiado la situación en torno a los centros de acogida de ambos países.
Las diferencias más significativas revelan que, a nivel formativo y en el aspecto laboral, Alemania valora más el conocimiento de la persona, siendo este el que le da el estatus al individuo. Sin embargo y en este sentido, España es más nacionalista. En consecuencia con esta forma de proceder de ambos países, Alemania aumenta la edad de acogimiento hasta los 27 años, siempre que el individuo estudie, financiando su formación y clasificando a estos menores en tres niveles formativos: bajo, medio y alto. No obstante, en España únicamente existe el nivel bajo y la Administración mantiene hasta los 18 años a la persona en acogida. Estas diferencias vienen determinadas en función de los recursos económicos de ambos países que, en Alemania, se aprecian más amplios. Una muestra de la capacidad de aquel país es el hecho de que los menores en acogida viajan a otros países.
“Percepción de los trabajadores sociales, educadores y psicólogos sobre los centros de acogida: casos de España y Alemania” y “Representaciones sociales de tutelados internos en centros de acogida: casos de España y Alemania”, de las doctoras Blanca Lilia Cárdenas Aguirre y Emma Astrid Cárdenas Aguirre respectivamente, son las tesis dirigidas por los investigadores del Departamento de Didáctica General y Didácticas Específicas María Isabel Vera Muñoz y Antonio Giner Gomis. De estos estudios se extrae cómo, igualmente, las funciones prácticas de trabajadores sociales, educadores y psicólogos difieren en ambos países. Mientras el rol del trabajador social en España es administrativo, en Alemania su función profesional está orientada al aspecto interviniente, resolviendo las necesidades del menor mañana, tarde y noche. Así, en los centros de acogida españoles son los educadores los responsables de diseñar, implementar, evaluar y revisar los programas de formación académica y continua.
En cuanto a España, la elevación de las tasas de niños en centros de acogida es una manifestación de la crisis, apunta Emma Astrid Cárdenas Aguirre en su tesis. La doctora, que indica que “España es considerada como un país desarrollado a nivel mundial”, sí reconoce y apunta como razón de esta situación a que, “no obstante, hoy por hoy, es uno de los más golpeados por la crisis económica, dentro de los países de la unión Europea”.
Existe, igualmente, una diferencia abismal en lo relacionado a la manutención de las necesidades básicas de los menores, según denuncia en su investigación Emma Astrid Cárdenas. Mientras en los centros de Alemania los menores tienen un mínimo estándar de 112 euros mensuales, a los que se ha de añadir 20 euros que les ahorra el centro durante el periodo de acogida, cantidad que les permitirá tener una base económica propia para el momento en que deban independizarse, en España no superan los 20 euros mensuales, en otros casos son 5 euros o, como aseguran algunos menores, no haber recibido dinero nunca.
En positivo y en lo que afecta a España, los menores extranjeros en acogida gozan de los mismos derechos que un ciudadano español, siendo reconocidos todos sus derechos y tratados con igualdad. Por el contrario, Alemania estigmatiza a los menores extranjeros no nacionales, que se consideran allí ilegales independientemente de la edad y perdiendo, por tanto, totalmente sus derechos. Así, los menores ilegales en Alemania, cuando son violentados no se sienten con el derecho a denunciar, por miedo a ser deportados o a sufrir algún otro tipo de resolución.
Las similitudes halladas por las investigadoras en ambos países reflejan una realidad común en la que muchos de estos menores no quieren volver a sus familias de origen y así lo manifiestan. Se trata, por lo general, de casos en los que se ha sufrido maltrato físico, psicológico y, en especial, de tipo sexual. Además, otro de los rasgos comunes que las nuevas doctoras han detectado es el sentimiento de culpa en los menores. Muchos de estos chicos no disciernen claramente y se sienten culpables del hecho de que sus padres estén en la cárcel y ellos en un centro de acogida.
Las investigadoras enumeran una serie de causas en las familias que son las que derivan en ingreso en los centros de acogida de estos menores: negligencia familiar en las funciones protectoras de salud, educación, vivienda, vestido, alimentación, recreación, afecto y violencia; por otro lado, por problemas de comportamiento del menor (conducta desviada) y en tercer lugar, por las crisis económicas.
La tesis sobre tutelados recomienda la realización de escuelas de padres con asiduidad, desarrollar actividades que permitan fortalecer y potenciar el proyecto de vida de los menores, realizar actividades que le permitan a los profesionales reflexionar sobre la intervención personal, captar las habilidades sociales más comunes en los menores, promover talleres de sensibilización enfocados al fortalecimiento del proyecto de vida a los menores. Además, se recomienda que el plan de cada centro de acogida y los institutos educativos incluyan objetivos, mediante los cuales se desarrolle la opción intercultural.
Por último, las doctoras indican que la puesta en práctica de unos planes de estudio globales, que favorezcan la integración de estos menores y que incluyan apartados culturales relativos a integración para quienes vienen de fuera, son importantes aspectos sobre los que hacer énfasis.
Fuente: UA
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