Parentalidad

Cinco reglas para los padres adoptivos

La parentalidad es uno de los oficios más complejos que pueden existir debido a que implica entender a ese otro, nuestro hijo/a, un ser diferente, con potencial y capacidades propias para la vida, al mismo tiempo que implica conocernos a nosotros mismos, sus padres. Y en esta interacción se pondrán en juego nuestras fortalezas y debilidades, nuestras certezas humanas y nuestros nudos existenciales, nuestras alegrías y nuestros traumas acumulados.

En el caso de la parentalidad adoptiva, la complejidad aumenta por diversas razones. Una de ellas, por ejemplo, es la pérdida temprana del vínculo con la madre que dio la vida, la cual deja en el hijo, una herida que puede hacerlo susceptible a las pérdidas, despedidas, desplantes y rechazos de las personas con las que el adoptado ha de entrar en contacto a través de su vida.

En el caso de la parentalidad adoptiva, la complejidad aumenta por diversas razones. Una de ellas, por ejemplo, es la pérdida temprana del vínculo con la madre que dio la vida…

El abandono, el maltrato, la vida en institución, la diversidad de cuidadores en estos ámbitos residenciales y las respectivas carencias afectivas que ello implica, son otras variables que complejizan la parentalidad adoptiva.

Además, a estas se le suman las vicisitudes de los padres adoptivos (duelo por la infertilidad, por el hijo ideal deseado que no nació consecuencia de lo anterior, etcétera), así como de los procesos burocráticos, y muchas veces fríos, que no facilitan la vinculación sino que la obstaculizan.

Pero, que la parentalidad adoptiva sea compleja, no significa que sea complicada. Esto depende, entre otras cosas, de los recursos personales, familiares y sociales de padres e hijos.

Es la complejidad del vínculo parental lo que estimula la búsqueda de orientación y asesoría que proporcione una luz en un paisaje que en ocasiones se torna oscuro. Y puesto que cada niño y cada niña son únicos e irrepetibles, y cada padre y cada madre también, no pueden existir instructivos ni recomendaciones universales. Lo que sí existen son algunas premisas importantes a tomar en cuenta cada día.

Nancy Verrier es madre de dos hijas (una de ellas adoptiva). También es psicóloga dedicada a la adopción, así como a la enseñanza sobre los efectos del trauma infantil y la privación precoz causados por la separación prematura de la progenitora bajo diferentes circunstancias.

En su libro “El niño adoptado”, que cuenta con trece ediciones a partir de 1993, escribe lo que ella llama: “Cinco reglas cardinales para los padres adoptivos”, junto con la advertencia de que no siempre son fáciles de seguir, pero son esenciales para el bienestar del hijo/a adoptado/a:

1) NO AMENACES NUNCA CON EL ABANDONO. Es lo que el hijo piensa que puede ocurrir, pero por mucho que provoque este abandono no es lo que quiere. A corto plazo la amenaza de abandono puede dar la sensación de ser un modificador efectivo de la conducta pero, a largo plazo, sólo despierta ansiedad y fomenta más alteraciones de conducta.

2) RECONOCE LOS SENTIMIENTOS DE TU HIJO. No le digas nunca: “Deberías tener estos sentimientos”. Todo el mundo tiene derecho a sus sentimientos. Los sentimientos son los que son, pero no siempre es necesario ponerlos en práctica ya que uno ha de responsabilizarse de su conducta, pero los sentimientos han de ser reconocidos y respetados.

3) PERMITE QUE EL HIJO PUEDA SER ÉL MISMO lo más plenamente posible. Aparta las expectativas que sean ajenas a su personalidad, inclinaciones y aptitudes y, contrariamente, valora sus capacidades e idiosincrasia.

4) Madres adoptivas: NO INTENTÉIS COGER EL SITIO DE LA MADRE BIOLÓGICA. Tanto una como otra sois las madres reales del hijo: ella es la madre biológica real y tú la madre nutricia. El niño puede estimarlos a ambas de la misma manera que tú puedes querer a más de un hijo.

5) Por difícil que sea reconocerlo: NO PUEDES HACER DESAPARECER EL SUFRIMIENTO DE TU HIJO. Él ha de elaborarlo por su cuenta. Lo que sí puedes hacer es reconocer sus sentimientos y ayudar para que él pueda elaborar su dolor.

Gaudencio Rodríguez Juarez
www.correo-gto.com.mx

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