Las nueve claves de la comunicación con los niños y los adolescentes

Evitar prejuzgarles, practicar la escucha activa y evitar comparaciones son algunos de los consejos.

Especial cuidado con la forma en la que nos dirigimos a nuestros hijos, tanto si son pequeños como si son adolescentes. Durante las etapas de crecimiento, los jóvenes están en pleno desarrollo físico, psicológico y afectivo, por lo que son altamente vulnerables a la influencia que puede llegar a ejercerse sobre ellos por medio de la comunicación, indica la profesora de Psicología de la Udima, Alba García Barrera.

Esta especialista añade que «cuando nos comunicamos, a menudo trasladamos sin darnos cuenta nuestras propias expectativas, prejuicios y estereotipos y, si no cuidamos dicho proceso, aspectos tan determinantes como la autoestima, el autoconcepto, la motivación y la autoeficacia de los niños y adolescentes pueden verse afectados».

García Barrera propone este listado de consejos, dirigido a padres y educadores, con el objetivo de que puedan entablar y desarrollar una comunicación de calidad y positiva con los niños y adolescentes.

1) Tenga cuidado con lo que les dice: Debemos ser conscientes de que nuestras palabras tienen mucho poder en las personas, a veces incluso más que la fuerza, por lo que si no las usamos de forma adecuada podemos hacerles mucho daño.

2) Evite prejuzgarles: Muchas veces encasillamos a los demás antes de darles la oportunidad de hablar o de actuar. Solemos juzgar y etiquetar prematuramente. En el caso de los niños esto puede condicionar su comportamiento y producirles unas heridas que pueden quedar abiertas durante muchos años si no cicatrizan a tiempo.

3) No limite su capacidad: Solemos olvidar que una persona desarrolla su autoconcepto en función de las expectativas que depositan sobre ella las personas de referencia de su entorno. Si desde pequeño transmitimos la incapacidad a hacer algo es muy probable que acabe pensando que no lo puede hacer.

4) No tienda a compararle con otros niños: Idealizar el comportamiento del hijo que suele comportarse mejor, regañarle menos y, en definitiva, tener más paciencia con él que con el que suele portarse peor puede afectar directamente al autoconcepto, la autoestima y el rendimiento de los niños.

5) Motívele: Debemos animarles y motivarles hacia el aprendizaje. Concienciarle de la importancia que tienen los estudios, y elogiar sus capacidades. Si el niño se siente capaz de hacer algo y además siente interés por conseguirlo, actuará de forma motivada y será más probable que alcance sus metas.

6) Ayúdele a desarrollar su imaginación: Este punto requiere un cierto aprendizaje. No podemos pedirles, si nunca lo han hecho y nosotros no les hemos enseñado, que lo hagan de la noche a la mañana. Para ello, desde pequeños, debemos enseñarles a enfrentarse a sus obligaciones como si fuera un juego, algo divertido.

7) Incentíveles la curiosidad por las cosas: Si favorecemos el aprendizaje a través de un ambiente estimulante, que nos resulte atractivo, interesante, etc. es más probable que el niño quiera aprender. Para ello debemos implicarnos en la actividad, y transmitirles de una forma activa y con entusiasmo, que son ellos quienes deben resolver la cuestión, los que deben pensar razonadamente. Sólo así, conseguiremos que se involucren en lo que les estamos pidiendo.

8) Muéstreles empatía: Hay en ciertas etapas que los niños y adolescentes se muestran disconformes en muchas situaciones. Dedicar un cierto tiempo a comprenderles y entenderles es imprescindible para solucionar posibles conflictos.

9) Practique la escucha activa: No debemos olvidar que en estas etapas tienen una necesidad inmensa de ser y sentirse escuchados. Debemos demostrarles que realmente le estamos escuchando y que nos interesa lo que nos tienen que contar. Darles conversación, escucharles, interesarnos por lo que les pasa, por lo que les gusta, es algo fundamental.

Carlota Fominaya

www.abc.es

Los comentarios están cerrados.