Seis semanas para entregar a un hijo
Cada año una media de 350 bebés son dados en adopción en el momento del parto. El Gobierno planea que el plazo para que la mujer se ratifique pase de 30 a 42 días.
Más de un tercio de los bebés que son dados en adopción en España son entregados en el propio hospital donde nacen. Desde 2008, la media es de 346 niños al año, según datos del Ministerio de Sanidad y Servicios Sociales. El Gobierno pretende ahora elaborar un protocolo único para todo el país que determine cómo proceder cuando estas madres que deciden renunciar a sus hijos dan a luz. El Ejecutivo también prevé aprobar medidas como la ampliación del plazo para ratificar la decisión —de 30 días pasará a seis semanas— o el refuerzo de la protección de la intimidad de la mujer, al establecer que sean las autoridades quienes inscriban al pequeño en el Registro Civil.
Paula nació una mañana de 1978 y esa misma tarde ya estaba con su familia. Así lo cuenta ella. Paula es un nombre ficticio, prefiere no revelar su identidad para respetar la intimidad de sus padres. De los cuatro, los que la han criado y los que le dieron la vida. “Eran otros tiempos”, cuenta ella. Hay algo que, sin embargo, no ha cambiado. Como Paula, muchos bebés son dados en adopción en el hospital. La cifra —346— supone el 0,076% de los más de 450.000 niños que nacieron el año pasado. Es un pequeño porcentaje, pero su relevancia social no se conocía hasta la fecha.
En España la adopción se constituye por resolución judicial, por lo que es preciso que las comunidades autónomas remitan su petición a los jueces —salvo en caso de niños huérfanos que vayan a ser adoptados por parientes; cuando se trate del hijo de la pareja del adoptante; si el menor lleva más de un año bajo tutela o acogimiento preadoptivo, o cuando el adoptado sea mayor de edad—. En 2011, últimos datos disponibles, los juzgados emitieron 775 autos de adopción. Ese mismo año 3.262 familias registraron su solicitud: quieren ser padres. No hay datos oficiales de la lista de espera, pero tardarán años en lograrlo. A pesar de que en España hay unos 30.000 menores tutelados por la Administración, muchos no son adoptables. Y, sobre todo, no se adecúan a los deseos de los futuros padres, que prefieren criar a niños pequeños.
“Las mujeres que renuncian a sus niños lo hacen para que tengan acceso a algo mejor. Siempre he pensado que es un gran acto de amor”, comenta una asistente social que también prefiere permanecer en el anonimato. Trabajó cinco años en un hospital, un periodo en el que atendió a las madres que decidían dar a sus hijos en adopción y se encontró “de todo, desde toxicómanas hasta chicas sin recursos, menores de edad o jóvenes de familias adineradas muy presionadas por su entorno”. Enumera de memoria los pasos que seguía entonces. Si la mujer había anunciado previamente, en el centro de salud o en servicios sociales, que quería entregar a su bebé, cuando llegaba a urgencias “saltaba una alarma en los ordenadores” que alertaba a los médicos. Si lo decidía en el momento del parto, era ella quien la asesoraba. En cualquier caso, debían llamar a la dirección general del menor. Son sus técnicos quienes tramitan las adopciones porque son las comunidades las competentes en materia de familia.
Por ello, con el fin de evaluar la atención que reciben estas madres, a lo largo de 2013 el Ministerio de Sanidad y Servicios Sociales recabó información de las comunidades y de 40 hospitales. Salomé Adroher, directora general de Servicios para la Familia y la Infancia, explica que se encontraron con una ausencia de criterios comunes en la respuesta que se da a estas mujeres. ¿Qué tipo de información se les proporciona? ¿Pueden o no ver a su hijo? ¿Quién le pone el nombre? Las autonomías carecen de unas pautas a seguir en estos casos, cada una se rige por sus propias normas. Algunas disponen de protocolos; otras, no, y son los centros sanitarios quienes elaboran estos documentos. Así, en el marco del Plan Integral de Apoyo a la Familia 2014-2017, el Ministerio va a iniciar una ronda de negociaciones con las comunidades para preparar un único protocolo que conecte la actuación en servicios sociales con la atención hospitalaria. “Uno de los problemas que hemos encontrado es la falta de información. Es importante que estas mujeres sepan que en España existe un proceso de selección de las familias adoptivas y que tanto los niños como ellas estarán protegidos”, afirma Adroher.
Esta es la razón por la que el Gobierno va a ampliar el periodo que la madre tiene para confirmar la adopción, señala la directora general. De 30 días pasará a seis semanas, en cumplimiento del Convenio Europeo de Adopción. “Es un momento muy duro para estas mujeres. Por claro que lo tengan, siempre les surgen dudas”, indica la trabajadora social. Adroher coincide con ella en lo doloroso del proceso y critica que actualmente las madres deban ratificar tres veces su decisión: tras dar a luz; 30 días después del parto, y cuando el juez va a entregar la custodia a los padres adoptivos. Supuestamente deberían pasar solo seis meses en los que el niño vive con una familia en régimen de acogimiento preadoptivo, pero “la vista puede demorarse hasta dos años”, apunta la directora general. “Con esta reforma, que previsiblemente llegará al Congreso en 2014, la herida de la mujer podrá comenzar a cicatrizar a las seis semanas, pues no tendrá que pronunciarse en el juicio”, añade.
Otra de las medidas que pretende adoptar el Ejecutivo pasa por proteger la intimidad de estas mujeres. “Frente a terceros, nunca de cara a sus hijos”, matiza Adroher. El nombre y la dirección de la madre aparecen en la partida de nacimiento del pequeño, que además es empadronado en ese domicilio. “Se han dado casos en los que el entorno de la madre termina enterándose de que ha tenido un bebé y lo ha dado en adopción. Así que ella ya no tendrá que dar su dirección y en ningún caso deberá acudir al Registro Civil para inscribir al recién nacido. Lo harán las autoridades”, explica la directora general.
La adopción va ligada a la búsqueda de orígenes. Así lo corrobora Iratxe Serrano, presidenta de La Voz de los Adoptados, “única asociación española que ofrece asesoramiento en el proceso”. Según cuenta esta pedagoga, la mayoría de los adoptados quiere saber más de su pasado. De ahí que Serrano aplauda la intención del Gobierno de permitir que el hijo, cuando sea mayor de edad, acceda al expediente de su madre en el momento de darlo en adopción. De esta forma, podrá enterarse de los organismos en los que pidió ayuda y de su situación económica. Incluso le será posible leer, si esta así lo desea, una carta en la que la madre le explique el porqué de su decisión.
Paula reconoce que le habría encantado. Se define como “una superviviente, como todos los adoptados, que tienen que afrontar un abandono”. La primera vez que sintió la necesidad de saber más sobre su pasado fue con 18 años, tras la muerte de su padre. “Averigüé demasiado. Me asusté. Sentí rabia cuando descubrí que mi madre había rehecho su vida y no volví a saber nada de ella hasta los 33, cuando quise tener hijos”, aclara. Han pasado dos años desde que Paula retomó su búsqueda. Esta vez lo hizo con asesoramiento de un mediador, un experto en la resolución de conflictos. Fueron cinco meses de terapia semanal. Pero logró entablar una relación con sus padres y hermanos biológicos: “Soy afortunada. Lo que hace años me dolía horrores ha desaparecido”.
María Sosa Troya
sociedad.elpais.com