Abandono desde un hijo y desde una madre
Estoy contenta de poder conocer ambos matices, de poder conocer ambas versiones, una la del hijo adoptado y otra la de la mamá que lo dio en adopción.
Las madres que han renunciado a sus hijos opinan que no los han abandonado porque se ciñen al concepto básico de un abandono, dejar al niño a su suerte en cualquier parte, como tirarlo en la calle o en un cubo de basura, o en la puerta de una iglesia… No querían hacer eso, tampoco dejarlo en la inclusa, se oían cosas horribles sobre ese sitio. Tenían la intención de que tuviera padres que lo pudieran cuidar mejor de lo que pensaban que podrían hacerlo ellas (o simplemente seguían lo que sus padres les habían ordenado).
Ellas, no lo abandonaron, optaron por darlo en adopción y no ligan ambos conceptos. Una cosa es darlo en adopción y otra abandonarlo. Me da pena porque las entiendo perfectamente, tiene todo el sentido del mundo. Además no se creen merecedoras de su amor, ni quieren justificarse ante él, por eso no le buscan activamente, porque no querrá conocerlas, porque seguramente será feliz con su familia y nunca pensará en ella y porque ellas no son nadie para buscar… A fin de cuentas siempre han vivido con un estigma de ser las malas de la película. Debido a «su pecado» no se permiten sentir, ni pensar mucho en ello, ni hablarlo… Sí que fantasean sobre cómo será, a qué se dedicará, si estará casado o casada, si tendrá hijos, si tendrá estudios, igual que nosotros, ellas se crean una imagen sobre la persona a la que han perdido.
El hijo adoptado es abandonado. Sí es un abandono aunque no sea en la puerta de una iglesia. Significa que hemos perdido algo importante de nuestra vida, algo que nos hacía falta para subsistir como es una madre. Sí que estabas desprovisto de protección por eso te la otorgaron, porque tú tenías derecho a ella y te buscaron unos nuevos padres. El niño sí se siente abandonado porque lo normal habría sido que te criase la mujer que te parió y en tu caso no ha sido así. Si dos personas han estado juntas 9 meses, si ese bebé ha tenido un mundo, el único que conocía y era el calor que le daba el vientre de su madre y al salir del útero se encuentra solo y no reconoce nada del ambiente en el que antes estaba ¿cómo se siente? ¿acaso no le quedará alguna secuela de esa separación tan forzosa? Claro que sí, siente abandono, desamparo, algo que no tiene explicación y que en su historial no viene información sobre qué ocurrió para que su madre tuviera que tomar esa decisión. El niño no sabe por tanto por qué fue abandonado.
¿Abandono es una palabra mala? No, no debe serlo, para mí no lo es y no hay que tener miedo de ella. Los adoptados fuimos abandonados, sufrimos la pérdida de la familia biológica, de un origen, de una raíz, de una identidad (sobre todo cuando no hay información al respecto) por lo tanto la sensación de incertidumbre y vacío es mayor. ¿Quién tiene la culpa de esa pérdida? Pues nadie en concreto, no hay que buscar culpables pero esto no siempre se ve así, la persona que no haya reflexionado sobre todo esto, puede sentir rabia, ira… De niño la sientes y sin motivo aparente, todos la sentimos. Es por eso que hay que explicarnos que lo que sentimos es producto de percibirnos abandonados porque no entendemos por qué viene, y claro está, la rabia no debe ser enfocada hacia unos ni otros (aunque esto no es tan sencillo y requiere identificar lo que ocurre y hablarlo mucho…)
Después de todo esto un día decides emprender una búsqueda pero para acercarnos ambas partes es imprescindible comprendernos. Ir sin prejuicios, sin rencores, con los duelos resueltos. Hacerlo desde el cariño, la comprensión y la sanación de uno y de otro y no desde la ira, la precipitación y el «yo, sólo yo» porque no depende de una parte solamente sino de dos.
Buscar orígenes obedece a resolver un puzzle de tu identidad, a coger las piezas de información que te faltan e integrarlas en tu vida… Además de obtener una sanación, una especie de paz al dejar de tener que «suponer» para pasar a «saber» (y esto para las madres biológicas es igualmente aplicable)
He expuesto los dos puntos de vista y estas dos caras pertenecen a una sola moneda. Salvando este concepto que ambas partes deben saber que existe y no pedir perdón ni sentirse mal por ello, madre e hijo se parecen más de lo que se diferencian y para mí ha sido genial poder descrubrirlo.
María
La vida tras la adopción
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