Las esperas para adoptar superan ya los diez años
Las esperas para adoptar superan ya los diez años. La falta de desarrollo de la normativa y el bloqueo de los países de origen lastran los procesos en la Comunidad Valenciana
«En intenciones se ha cambiado mucho pero, en la realidad, absolutamente nada». Así resume Ruth Martínez, presidenta de Adoptants (asociación de familias adoptantes y acogedoras de la Comunitat) la situación por la que atraviesa el ámbito de las adopciones en la autonomía, donde cada vez es mayor la espera para formalizar los procesos (algunos padres esperan más de diez años) y continúa sin concretarse la batería de mejoras previstas en una nueva normativa aprobada hace casi dos años. «Ha cambiado la transparencia, el diálogo y las intenciones, pero en la práctica no se ha modificado nada», lamenta esta portavoz.
Según el último dato hecho público por la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas (a fecha 3 de abril), 198 familias valencianas cuentan en la actualidad con el informe de idoneidad favorable, un documento que acredita que cumplen con todos los requisitos y condiciones para poder adoptar. Algunas de estas familias poseen este documento desde 2007 por lo que, diez años después, siguen esperando a ese nuevo miembro de su hogar. Pero la situación, si cabe, es todavía más sangrante. Más de 2.500 familias valencianas que han iniciado los trámites para la adopción siguen a la espera de que la Administración autonómica las evalúe y acredite si son o no aptas para recibir un niño en adopción. De nuevo, algunas de ellas llevan esperando una década para este trámite. Frente a esta enorme bolsa, tanto de familias que ya tienen el visto bueno de la Generalitat como de hogares dispuestos a adoptar y que esperan el beneplácito autonómico, las adopciones efectivas apenas superan el centenar al año, sumando tanto las nacionales como las internacionales.
Hace una década, se formalizaban en la Comunitat más de 400 adopciones al año, pero durante los últimos ejercicios, especialmente a partir de 2012, experimentaron un serio frenazo: 190 en 2012, 136 en 2013, 117 en 2014 y 149 en 2015. Pese a solicitarlos en varias ocasiones, la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas no ha facilitado a este diario los datos del pasado año, aunque distintas fuentes consultadas coinciden en señalar que, en la actualidad, apenas se formalizan adopciones por lo que, si cabe, todavía ha empeorado más la situación.
Por tanto, y pese a que el número de nuevas solicitudes también se ha desplomado (de las 1.500-1.600 anuales de hace una década a las poco más de 300 al año de la actualidad) las esperas siguen en aumento. Más si cabe por el frenazo que están sufriendo las adopciones internacionales. «Hasta hace unos seis u ocho años, en adopción internacional las opciones eran mucho más amplias, los tiempos eran más cortos, había más países en los que se podía adoptar y con niños más pequeños. Ahora las condiciones han cambiado: hay menos países, las condiciones son más estrictas y las características de los niños también son distintas, ahora son más mayores y con necesidades especiales», describe Martínez. Esta situación está provocando que cada vez menos familias opten por esta vía, por lo que, paralelamente, se incrementan la solicitudes de adopción nacional.
DAVID Y ANTONIO, EN PREADOPCIÓN
«No te imaginas la envergadura que tiene»
David y Antonio (nombres ficticios, ya que prefieren mantener el anonimato) hace un año que tienen a dos niños en preadopción, puesto que está en marcha el proceso judicial para retirar su patria potestad a la familia biológica. Esta pareja que reside en la provincia de Alicante esperó más de siete años entre la presentación de la solicitud y los cursos y el proceso de idoneidad. Tras ello, y casi dos años después, llegó el momento del traspaso de los pequeños desde su familia de acogida «Es muy duro porque tienes la sensación de que les estás arrebatando algo», relatan. Una vez en casa, «empezó lo duro», especialmente con uno de los hermanos. «Lo tratas con todo el cariño del mundo, pero día tras día hay un rechazo. Es duro que te giren la cara o que te aparten». Después de un año, «todo está bastante más encarrilado», aunque «todavía dependemos de la conselleria para cuestiones como el pediatra o el colegio, y batallar con la Administración es muy difícil». «Cuando te metes en un proyecto como este no te imaginas la envergadura que tiene».
NURIA, ADOPCIÓN INTERNACIONAL Y NACIONAL
«Hay que tomarlo como un proyecto a muchos años»
Nuria y su marido Alberto, vecinos de Valencia, iniciaron en 2006 los trámites de adopción, tanto nacional como internacional. «No íbamos con la idea de hacer dos, pero es un camino que uno inicia y no sabe si va a acabar». En aquel momento, la adopción internacional era mucho más rápida y en agosto de 2008 ya tenían a su pequeña de Etiopía. Dos años después, «nos llamaron para ver si seguíamos interesados en la adopción nacional y decidimos seguir adelante». No fue hasta noviembre de 2013 cuando finalmente llegó un nuevo miembro a la familia, aunque hasta mayo de 2016 no se formalizó la adopción. Nuria recomienda que antes de adoptar, «hay que analizar la situación y ver si es viable o no, porque ahora la internacional es muy difícil y a nivel nacional están colapsados; hay que tomarlo como un proyecto a muchos años». Además, añade, «cuando adoptas, hay que ser muy respetuoso con sus raíces y su identidad», mientras que la espera «hay que llevarla de la mejor manera posible».
Por otra parte, la nueva ley de modificación del sistema de protección a la infancia y a la adolescencia, entre otras cuestiones, iba a servir también para contribuir a desatascar la situación. Sin embargo, la falta de concreción de esta normativa, aprobada ya hace casi dos años, ha hecho que la batería de medidas que propone no se hayan puesto todavía en marcha. Entre ellas destaca la fórmula de la adopción abierta, un régimen en el que los niños adoptados mantienen el contacto con su familia biológica a través de visitas periódicas, pero «tampoco está gestionada, no existe como tal. Está ahí en una hoja de ruta, en las agendas, pero no se avanza», lamenta la presidenta de Adoptants. Sin embargo, recalca que, para que esta fórmula sea efectiva y no origine conflictos, «hay que dotarla de recursos y de personal especializado y formado. En esta línea se muestra también Ana Alabort, presidenta de la Plataforma para la Defensa del Acogimiento Familiar en la Comunitat, pero además matiza que «no hay tantas familias adoptivas que quieran una adopción abierta». «Estamos igual que hace un año, la ley no ha avanzado nada», añade.
Cambios en las competencias de los denominados Organismos Acreditados para la Adopción Internacional encaminados a evitar que cada autonomía, por su cuenta, lleve a cabo las negociaciones con los países de origen (estos organismos pasarían a manos del Estado) es otra de las cuestiones que mantiene paralizada la falta de concreción de la normativa nacional, y que también contribuirían a agilizar las adopciones internacionales. A nivel autonómico, asimismo, se está preparando una normativa propia, precisamente para adaptarla a la nacional, para lo que se han creado mesas de trabajo con distintos colectivos implicados.
MARÍA Y BENICIO ESPERAN ACOGER
«Cancelamos la adopción al descubrir la acogida»
Esta pareja de Camporrobles tiene un hijo biológico de 8 años (Lucas) y se encuentran a la espera de realizar un acogimiento permanente. «Tuvimos la ocasión de sacar de vez en cuando a un menor de un centro y la experiencia fue tan positiva que cancelamos el expediente de adopción que teníamos en marcha. La figura del acogimiento nos pareció más interesante», relatan. Tras ello, continuaron con la idea y sacaron a otro niño. «Fueron dos experiencias maravillosas, por lo que hasta que nos llegue el acogimiento permanente no descartamos hacer más temporales». «Siempre hemos pensado que adoptar era una forma muy bonita de completar una familia, pero el acogimiento es un proceso que, para los niños, en más sencillo de asimilar, porque mantienen el contacto con sus padres biológicos».
Sin embargo, como resume Martínez, «nos estamos planteando un cambio de paradigma cuando no hemos solucionado las necesidades básicas del día a día. Se está trabajando mucho en la teoría y nada en la práctica, por lo que las situaciones son las mismas que hace cinco años con el agravante de que a nivel tiempos vamos a peor». La presidenta de Adoptats resume algunos de los principales problemas a los que se enfrentan los padres adoptivos y las familias de acogida que, en buena parte de los casos, suponen el paso intermedio entre la familia biológica y el que será su hogar definitivo.
Entre los déficits actuales, la portavoz de Adoptants destaca la falta de formación del profesorado para atender adecuadamente a los niños adoptados, el incumplimiento de los plazos máximos previstos en las distintas etapas del acogimiento, la falta de un seguimiento sanitario específico para niños adoptados (por ejemplo, parte de ellos proceden de padres biológicos adictos), problemas en los registros civiles o garantizar su anonimato en el periodo preadoptivo.
DANIEL GUINDO
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