Cómo podemos acompañar a nuestros hijos/as en su recorrido para crear un vínculo saludable
Larraitz Gorrotxategi Gorrotxategi, estudiante de psicología, hija adoptiva, participó en las «II Conversaciones sobre apego y resiliencia infantil» celebradas en Donostia noviembre de 2015.
Para ello, preparó este texto que me ha entregado, y que con su permiso, he tenido a bien en subirlo al blog para que podáis (familias acogedoras, adoptivas, profesionales de protección a la infancia y personas interesadas en general) beneficiaros del mismo. Su lectura la considero imprescindible porque nos acerca al mundo de los adoptados. Larraitz Gorrotxategi entreteje los elementos que ella considera (y que podemos compartir plenamente) necesarios para que contribuyamos a que los menores hagan un proceso psicoeducativo que culmine en la creación de un vínculo saludable.
Este post atesora reflexiones impagables, y a la vez argumenta qué necesitan los menores adoptados. Leedlo, os va a resultar de gran utilidad y os va a ayudar en la ardua tarea de acompañar a vuestros hijos/as en su proceso de resiliencia. Sabremos claramente QUÉ tenemos que hacer y QUÉ NO tenemos que hacer.
Cómo podemos acompañar a nuestros hijos/as en su recorrido para crear un vínculo saludable, por Larraitz Gorrotxategi
Restaurar la confianza
Esto se gana gracias al respeto que se le da a su historia de vida, a sus sentimientos, a los tiempos que el niño necesita para fiarse, para sentir e incluso para estudiar…. La confianza se genera a partir de poder sentirse escuchado y no juzgado, porque ese niño por dentro se ha sentido invisible, ha llorado en silencio porque no ha tenido apoyo.
Entonces, en mi opinión, los puntos a seguir para construir la base de la confianza son actuar siempre con cariño, con respeto, con paciencia y con constancia.
Educar sin castigo físico. La historia de vida de muchos niños está marcada tanto por el abandono como por el maltrato físico, es necesario que sea un punto indiscutible que los nuevos cuidadores no vuelvan a agredir, ya que si lo hacen solo motivarán la desconfianza y el rechazo. Además, es un mensaje contradictorio ya que asimila como normal que se le agreda, pero también por experiencia sabe que no se puede fiar de alguien que sabe que le puede dañar.
Ser previsible y tener coherencia conlleva que el niño logre seguridad y confianza en sus cuidadores. La coherencia en la manera de actuar siempre debe de ser de la misma forma para que nos permita saber cuáles son las consecuencias. Si yo llego tarde, sé que mi madre me reñirá. La siguiente vez que lo haga pasará lo mismo… Pero si no hay coherencia provocará incertidumbre y desconfianza. Por ello. los límites deben ser claros, transmitidos con firmeza y cariño. Por ejemplo en los horarios, en las rutinas, colegios, baños… Las horas de las comidas y descanso. Añadir también que los límites sirven para la contención emocional.
No porque haya enfados hay menos amor. Hay que recordar y decirlo: “Yo te quiero mucho y no porque te riña significa que te deje de querer”. Esto se me quedo grabado porque el mensaje que recibía era que mi madre era INCONDICIONAL (Por encima de todo tú eres mi hija) Así mismo, mi madre me demostró que podía quejarme sin miedo al rechazo y sin miedo al abandono. Podía exteriorizar mi malestar porque me hizo sentir sentida (Siegel, 2007).
También es importante que el pasado del niño NO sea un tema tabú. El niño se ha sentido invisible, ninguneado y SI de repente, empieza a hablar de su pasado… AHÍ es cuando te está diciendo: “Tengo confianza en ti, puedo contar contigo” Hablar sobre su historia de vida no significa que no se sienta a gusto en la familia, no es un reproche y mucho menos un ataque, es que cuando uno se atreve a hablar de lo que le ha sucedido, sobre sus angustias te está indicando que se siente cómodo. En mi opinión se arrastra el pasado cuando no se habla de él, cuando no hay oportunidad para darle valor… Es necesario escuchar, además favorece la complicidad y con ello te está permitiendo ser su ayuda. También es muy importante prestar atención a sus comportamientos, ya que en ellos se puede reflejar sin necesidad de palabras, situaciones vividas. En mi caso la angustia que sentía, se calmaba al sentirme escuchada.
Es necesario que haya un acompañamiento como la psicoterapia, que es una ayuda externa que nos enseña a dar importancia a las experiencias vividas tanto por los niños como por los padres. Pero en ocasiones el niño esta tan dañado que le es imposible ir… Todo en su debido momento sin presionar. Una de las posibilidades es que los padres acudan a la sesión para que puedan compartir con el terapeuta las dificultades y reciban apoyo y herramientas para intervenir.
Respetar los tiempos
Hay que valorar y ser consciente del proceso del niño, no hay que forzar porque cada uno necesita sus tiempos, sin tener cerca una vara de medir. Para crear un vínculo es necesario ser consciente de los sentimientos de los niños, basándose en que después del daño todos seriamos reticentes a volver a confiar, y que ellos son los que deben volver a confiar en los nuevos cuidadores.
A nivel de los estudios, ¡no es una carrera!, al fin y al cabo lo importante es ser constantes y estar presentes. No se puede querer que vayamos curso por año, y no digo que nadie lo consiga que me alegraría muchísimo, pero cuando los demás han tenido una vida de niños, un hogar, nosotros hemos tenido una vida en la que había que espabilar. Así que, lo más importante es que a nivel emocional se pueda restablecer el apego sano. Y es que a partir de las relaciones de apego sano, éste repercutirá en la salud mental y por ende, en la edad adulta se reflejará al establecer relaciones sanas.
El tiempo en el caso de conocer los orígenes, es importantísimo, hay que valorar y ser conscientes del proceso del niño es decir, de su madurez. No hay que forzar porque cada uno tiene su desarrollo, a medida que él quiera conocer se le puede ir explicando, por ello es imprescindible observar cómo está repercutiendo en su día a día, el curso es lento, pero en mi opinión cuánto más se corre…. más fácil es equivocarse. Además asimilar la información que se tiene sobre los orígenes no siempre es fácil… ya que remueve el pasado, pero como padres o familia se tiene que tener paciencia, saber escuchar, y estar siempre presentes. Aunque haya interés en conocer los orígenes quizás no se esté preparado para asimilarlo, esto hay que valorarlo, si está en terapia, puede contribuir el terapeuta a ver si es el momento adecuado o no.
Creando vínculos sanos
Mientras vamos fomentando la confianza, también se van creando lazos afectivos. En un inicio tan solo es sentir seguridad en que las necesidades básicas están cubiertas, que alguien se preocupe y te atienda… Así mismo surge la seguridad de que el adulto estará ahí siempre, sin ponerte condiciones.
Hay que saber decir “no” a determinadas peticiones de los niños o adolescentes cuando se consideran inadecuadas, conlleva a una manera de proteger y educar. Y me atrevería a decir que gracias a escuchar «NO», yo he sabido decirlo de adulta. Esto no quiere decir que no se pueda negociar y ser flexible, sí notáis que ponemos mucho impedimento en hacer algo, tal vez es que no estemos preparados para lo que nos exigís… Así que por favor… ¡preguntadnos y ser dialogantes para que sea más fácil la comunicación!
El acompañamiento es una manera de afecto, ya que se le presta atención, cercanía y sobre todo tiempo. El niño no por tener la edad cronológica quiere decir que tenga la misma edad evolutiva. Por ello ser partícipe de su vida es esencial.
Con esto también quiero hablar de la hora de dormir, la oscuridad y los miedos, la vida nos ha quitado esa inocencia, nos ha dado desconfianza y la hora de dormir es la hora en la que más indefensión se siente… Creo que hay que ajustarse a las peticiones de los niños. Puede llevar años y años superar esta situación, por ello no creo que se deba escatimar cuando el niño teme algo. Se deben dar herramientas para que se sienta cómodo. Por ejemplo, la luz al dormir, llamar cuando se va al baño… Estos actos cotidianos afianzan la seguridad en los cuidadores. Además por desgracia, muchos sufrimos de pesadillas, y las horas de sueño no son reparadoras y en vez de despertarnos descansados, nos levantamos desganados porque no hemos conseguido descansar.
¡¡Ah!! Y saber pedir disculpas, somos humanos y nos equivocamos tanto como padres, como hijos… creo que es necesario pedir disculpas y enseñar con el ejemplo.
Y así me sentí siendo tu hija…
Sentir que para mi madre lo era todo, era saber que le importaba a alguien, saber que si hay que luchar lo haces por las personas que sientes que merecen la pena. Me demostró incondicionalidad aunque sacara malas notas, aunque llegase tarde a casa…, pero siempre me demostró su gran preocupación y nunca tiró la toalla. Se necesita tiempo para creer en una nueva familia, en un hogar, pero gracias a la presencia, a la constancia, a la firmeza… mi coraza se diluyo gracias a las constantes muestras de afecto. Me hizo sentir que hiciera mal o regular las cosas, jamás me dejaría atrás… ¡¡¡WWWOOOOWWWW!!! Eso es increíble….
No me puso plazos, no me recriminó mis notas. Me decía: «Has sacado 5, pues ya iremos a por las otras 5, pero lo aprendido ahí lo tienes…» Y no era conformismo por su parte, sino que valoraba mis logros y tenía en cuenta la capacidad para ver hasta dónde podía llegar…
Como madre queremos que nuestros hijos sean los mejores y que cumplan las normas, y que por pedir sean los más inteligentes, guapos, altos… pero… ¡no puede ser así porque no podemos vivir lo que los padres quieren que vivamos! Se nos debe proporcionar seguridad. Los niños adoptados, necesitamos límites, tiempo, tranquilidad, horarios, la palabra “NO”, constancia, que se nos valore, que se nos pida dentro de lo que podemos hacer, que nunca nos comparen, que no se hable en público sobre nuestro mal comportamiento y que jamás nos dejen a merced de las críticas de los demás. Sobre todo necesitamos que se nos escuche.
Contigo he aprendido, ama, a ser, a sentir y a poder. Gracias a tu empatía y paciencia hemos creado un camino resiliente.
Larraitz Gorrotxategi
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