Conectar emocionalmente con los hijos, clave para tratar (y prevenir) problemas graves de comportamiento en la infancia

Mucho se ha estudiado sobre los comportamientos disruptivos durante la infancia, sus características y causas. Sin embargo, hasta hace poco tiempo se desconocía cuál de las muchas técnicas de crianza que hay, era las más efectiva para lograr reducirlos al máximo.

Siempre se ha pensado que tratar este tipo de comportamientos con técnicas exclusivas de manejo del comportamiento era lo más adecuado, pero un reciente estudio ha determinado la importancia de combinarlo también con técnicas que fomenten la relación entre padres e hijos.

¿Qué se entiende por comportamiento disruptivo?

Antes de analizar las conclusiones de este estudio debemos saber qué se entiende por «comportamiento disruptivo», ya que es el tipo de comportamiento en el que se ha centrado la investigación.

Los investigadores lo definen como un comportamiento no cooperativo y hostil, que incluye frecuentes berrinches, discusiones excesivas con adultos e intentos deliberados de molestar a los demás amenzanado la armonía de la convivencia.

El comportamiento disruptivo puede ser normal en algún momento de la infancia, pero en algunos casos, debido a su frecuencia y persistencia en el tiempo, se convierte en un serio problema que afecta tanto al entorno familiar como a la escuela.

¿En qué consistió el estudio?

El estudio ha sido llevado a cabo conjuntamente por la Universidad de Amsterdam, la Universidad de Cardiff, en Gales, la Universidad de Oxford y la Universidad de Utrecht, y ha sido publicado en la revista «Child Development» de la Sociedad para la Investigación y el Desarrollo Infantil.

La investigación involucró a más de 15.000 familias de 20 países y de diferentes orígenes socioeconómicos, y se centró en estudiar la efectividad de los programas de crianza más utilizados a la hora reducir los comportamientos disruptivos en niños de dos a 10 años.

En el estudio participaron, tanto familias con hijos sin problemas de conducta destacables o con algún riesgo de desarrollarlos, como familias con niños con trastornos de conducta diagnosticados o con altos niveles de comportamientos disruptivos.

Dialogo

El estudio buscaba determinar cuál de las dos estrategias de crianza más utilizadas resultaba más efectiva para tratar los comportamientos disruptivos durante la infancia:

Por un lado, se analizó el modelo de crianza basado en estrategias de manejo del comportamiento, que son aquellas enfocadas a reforzar con elogios el comportamiento positivo del niño y hacerle entender las consecuencias de sus actos evitando el refuerzo negativo (castigos, pérdida de privilegios, técnicas como el «tiempo fuera»…)

Por otro lado, se estudió el modelo de crianza basado en fomentar las relaciones con los hijos, conectando emocionalmente con ellos y siendo sensibles a sus necesidades.

¿Cómo tratar de forma eficaz las conductas disruptivas en la infancia?
Los investigadores vieron que en aquellos casos en los que el niño presenta conductas disruptivas, la forma más efectiva de tratarlas es combinando técnicas de manejo del comportamiento con técnicas de fomento de relaciones padres e hijos. Algo que sólo se puede conseguir si escuela y padres trabajan de la mano.

Escucha Activa

De este modo, se hace imprescidible dotar a los padres de herramientas para mejorar la relación con sus hijos, enseñándoles a tratarlos con mayor sensibilidad y empatía, fomentando la escucha activa, elogiando sus comportamientos positivos y creando vínculos de confianza y seguridad.

En resumen, practicando una crianza positiva desde casa, mientras que en la escuela se complementa con técnicas disciplinarias no violentas dirigidas a corregir ese comportamiento perturbador.

«Descubrimos que cuando los niños tienen un comportamiento disruptivo, resulta más efectivo para los padres controlar la situación combinando estrategias de manejo de comportamiento con estrategias de fomento de relaciones, en lugar de recurrir sólo a estrategias para manejar ese mal comportamiento» – explica Patty Leijten, profesora de la Universidad de Amsterdam y directora de este estudio.

No obstante, es importante tener en cuenta que la mejora de las relaciones y la confianza entre padres e hijos es un proceso lento y gradual que requiere de tiempo para ver los efectos positivos. Mientras que, por el contrario, con el empleo de técnicas de manejo de comportamiento conseguiríamos efectos a corto plazo.

«Fomentar y mejorar la comunicación entre padres e hijos es uno de los pilares imprescindibles para fortalecer la relación, y por sí sola es una técnica muy útil cuando no existen comportamientos disruptivos»

«Sin embargo, en el momento en que éstos surgen se hace imprescindible combinarlo con técnicas dirigidas a mejorar esos malos comportamientos»

En resúmen, según los nuevos hallazgos es importante que las familias con niños con serios problemas de comportamiento combinen ambas técnicas para solucionarlo, y no se centren sólo en la correción del propio comportamiento.

Y CON EL TIEMPO, SI EL VÍNCULO CREADO CON LOS HIJOS RESULTA SÓLIDO, POSITIVO Y BASADO EN LA CONFIANZA, PROBABLEMENTE SE EVITE LA APARICIÓN DE NUEVOS PROBLEMAS DE COMPORTAMIENTO.

Silvia Díaz
www.bebesymas.com

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