La falta de un apego seguro en la infancia afecta a cuatro de cada diez niñ@s

Interesante estudio realizado en Estados Unidos sobre la calidad de las relaciones de apego entre bebés-niños y sus padres, así como sobre las consecuencias en el tiempo.

Merece la pena tener en cuenta que, además de las propias habilidades parentales de los padres, sus circunstancias psicosociales, el estilo de apego que traigan de su propia crianza y la cultura de crianza, hay otros factores intrínsecos a la sociedad estadounidenses que dificultan considerablemente el establecimiento de vínculos afectivos en etapas tempranas de la vida. Uno de ellos es la inexistente baja maternal, que obliga a las madres a volver al trabajo a las dos semanas de dar a luz, lo que complica no sólo el establecimiento de un buen vínculo de apego, sino también la lactancia materna. Otro es un sistema de atención al parto hipermedicalizado, que también contribuye a entorpecer los delicados procesos neuroendocrinos tras el nacimiento encaminados a facilitar el apego.

De acuerdo con un estudio realizado en EEUU con 14.000 niños, el 40 por ciento carece de un vínculo emocional intenso -lo que los psicólogos llaman “apego seguro”- con sus padres. Este vínculo de apego es crucial para la salud psicosocial e incluso para el aprendizaje. Los investigadores encontraron que estos niños tienen más probabilidades de enfrentar problemas educativos y de conducta.

El informe fué publicado por Sutton Trust Instituto (Londres) -quien ha publicado más ha publicado más de 140 artículos de investigación sobre educación y movilidad social- y realizado investigaciones en las Universidades de Princeton y Columbia, la Escuela de Economía y Ciencias Políticas de Londres y la Universidad de Bristol. Los investigadores descubrieron que los menores de tres años que no forman vínculos fuertes con sus madres o padres tienen más probabilidades de ser agresivos, desafiantes e hiperactivos como adultos. Estos vínculos de apego seguro se forman a través del cuidado temprano de los padres y la respuesta a sus necesidades físicas y afectivas, como abrazarles y consolarles cuando lloran.

“Cuando los padres sintonizan y responden a las necesidades de sus hijos y son una fuente confiable de consuelo, los niños aprenden a manejar sus propias emociones y conductas”, dijo Sophie Moullin, una doctoranda del Departamento de Sociología de Princeton y la Population Research Office de la Escuela de Asuntos Públicos e Internacionales Woodrow Wilson. “Estos apegos seguros a sus madres y padres brindan a estos niños una base desde la cual pueden prosperar en todos los sentidos”.

Su análisis muestra que aproximadamente el 60 por ciento de los niños desarrollan fuertes vínculos con sus padres, que se forman a través de acciones simples, como responder a las necesidades del bebé y el contacto afectuoso. Tales acciones apoyan el desarrollo social y emocional de los niños, lo que a su vez fortalece su desarrollo cognitivo – escriben los investigadores. Es más probable que estos niños sean más resilientes ante condiciones adversas como la pobreza, la inestabilidad familiar, el estrés de los padres y la depresión. Además, los niños que crecen en la pobreza pero tienen fuertes vínculos con los padres, tienen dos veces y media menos probabilidades de mostrar problemas de conducta en la escuela.

El otro 40 por ciento de niñ@s que carecen de un apego seguro tienen más probabilidades de desarrollar un lenguaje más pobre y un comportamiento más inmaduro antes de ingresar a la escuela. Este efecto continúa a lo largo de la vida, y se manifiesta en una tasa más alta de abandono escolar. Entre los niños que crecen en la pobreza, el cuidado deficiente de los padres y el apego inseguro antes de los cuatro años de edad predijeron firmemente que no terminarían la escuela. Del 40 por ciento que carece de apego seguro, el 25 por ciento evita a sus padres cuando están molestos (porque ignoran sus necesidades), y el 15 por ciento se resiste a sus padres porque les causan angustia.

“Este informe identifica claramente el papel fundamental que tiene el apego seguro para reducir esa brecha de preparación escolar y mejorar las oportunidades de vida de los niños. El mayor apoyo de los visitantes de salud, los centros infantiles y las autoridades locales para ayudar a los padres a mejorar la forma en que se vinculan con los niños pequeños podría contribuir a reducir la brecha educativa “, dijo Conor Ryan, director de investigación de Sutton Trust.

Susan Campbell, profesora de psicología en la Universidad de Pittsburgh que estudia el desarrollo social y emocional en niños pequeños y bebés, dijo que los vínculos inseguros surgen cuando los cuidadores principales no están “sintonizados” con las señales sociales de sus bebés, especialmente sus lantos de angustia durante la infancia. “Cuando los bebés indefensos aprenden temprano a que sus llantos serán respondidos, también aprendenn que sus necesidades serán satisfechas, y es probable que formen un vínculo seguro con sus padres”, dijo Campbell. “Sin embargo, cuando los cuidadores se sienten abrumados debido a sus propias dificultades , es más probable que los bebés aprendan que el mundo no es un lugar seguro, lo que los lleva a sentirse necesitados, frustrados, retraídos o desorganizados”.

Los investigadores argumentan que muchos padres, incluidos los padres de clase media, necesitan más apoyo para proporcionar la crianza adecuada, incluidos los permisos familiares, las visitas domiciliarias y los ingresos.

“Las intervenciones dirigidas también pueden ser muy efectivas para ayudar a los padres a desarrollar los comportamientos que fomentan el apego seguro. El apoyo a las familias que corren el riesgo de no satisfacer las necesidades infantiles, lo ideal es que comience temprano, al nacer o incluso antes ”, dijo Waldfogel, coautor del informe y profesor de trabajo social y asuntos públicos en Columbia.

El informe, titulado “Baby Bonds: Crianza de los hijos, apego y una base segura para los niños“, fue publicado y financiado por Sutton Trust.

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