«Tras nacer, un bebé no necesita nada de sus padres, excepto a sus padres, su presencia»
Nils Bergman es quizás el pediatra neonatólogo más conocido en el mundo. Lo es por sus investigaciones en neurociencia perinatal pero sobre todo por establecer las bases científicas del Cuidado Madre Canguro. Bergman, que trabajó durante doce años en la Maternidad del Hospital de Mowbray (África del Sur), descubrió la importancia de no separar a madre y bebé durante las primeras horas tras el nacimiento. Hoy lamenta lo mucho que queda por hacer para que los profesionales sanitarios sean plenamente conscientes del impacto que tiene la separación madre-bebé a nivel fisiológico y neurológico.
También de los efectos de las intervenciones durante el parto. “Quizás lo más peligroso sea “asumir” que no hay riesgo ante una intervención. Es cierto que a veces las intervenciones son absolutamente necesarias pero, aún así, es vital saber qué efectos negativos tienen nuestras intervenciones necesarias para poder mitigar o disminuir la adversidad que sigue”, afirma. El 5 de junio Bergman estará en Madrid, junto a la psiquiatra Ibone Olza, en el Seminario Neurociencia y Epigenética del Nacimiento que organiza el Instituto Europeo de Salud Perinatal.
¿Influye el parto en el bebé desde el punto de vista neurológico? ¿Y en la madre?
Sí, lo hace. La expectativa biológica es una constelación particular de mensajes hormonales que tienen un impacto en el funcionamiento fisiológico por un lado, y en el desarrollo neurológico por otro. El cerebro y el cuerpo trabajan juntos. También hay que destacar que se trata de un proceso diádico, y un proceso dinámico, lo que significa que es simultáneo y continuo en la madre y el bebé.
¿Diría que tiene consecuencias negativas en ese sentido una excesiva medicalización del parto?
¡Absolutamente sí! Cualquier intervención médica puede interferir neurológicamente. Lo importante es sopesar correctamente cuál es el beneficio y cuáles son los riesgos. Quizás lo más peligroso sea “asumir” que no hay riesgo ante una intervención. Es cierto que a veces las intervenciones son absolutamente necesarias pero, aún así, es vital saber qué efectos negativos tienen nuestras intervenciones necesarias para poder mitigar o disminuir la adversidad que sigue.
¿Qué supone la utilización normalizada de la oxitocina sintética intraparto en este sentido?
La oxitocina sintética es en realidad químicamente igual que la biológica. Sin embargo, hay dos cosas equivocadas en esto: lo biológico proviene del cerebro, lo sintético va al cerebro, sigue una dirección incorrecta. La oxitocina sintética confunde al cerebro y al cuerpo. El útero se comporta como predecimos, pero otros tejidos se comportan mal; por ejemplo, el pecho no funciona dos días después. La otra cosa incorrecta es la sincronización: para que la oxitocina funcione correctamente debe ser pulsátil. Cuando administramos dosis crecientes, desactivamos los receptores y confundimos los mecanismos de retroalimentación del cerebro para obtener resultados más pobres. Incluso un año después, las mujeres que reciben oxitocina sintética en el parto tienen un 36% más de depresión psiquiátrica.
Es especialista en salud pública y en optimización de sistemas sanitarios. ¿Qué implicaciones tiene el exceso de intervenciones durante el parto?
En el ámbito de salud pública, las intervenciones se acumulan. Es posible que las consecuencias no se detecten si miras a una madre y a un bebé que se vieron un poco afectados, pero cuando miras a 1.000 de ellos juntos verás grandes aumentos en una colección de problemas. Específicamente, la conexión emocional y los trastornos de aprendizaje son los más recurrentes.
La separación tras el nacimiento perjudica el establecimiento de la lactancia materna y ha contado en alguna ocasión que también el establecimiento del vínculo afectivo. ¿Se puede “arreglar” a posteriori?
Sí, se puede. Pero no es tan fácil, ni tan rápido, ni está garantizado.
Pese a lo anterior, aún hay hospitales en los que se produce la separación sistemática de la díada madre-hijo, por ejemplo, después de una cesárea. ¿Cómo cambiar esto? ¿Basta con seguir difundiendo información acerca de lo necesario que es aplicar los conocimientos de las neurociencias a la atención al nacimiento?
Me gustaría tener una respuesta a esta pregunta. Quizás lo más importante es educar a las madres y los padres y sus familias sobre esto, y empoderarlos para insistir en una atención de mejor calidad. ¿Deberíamos usar la zanahoria o el palo? Tal vez el palo sea más efectivo y deberíamos avergonzar o demandar a los hospitales que no brindan una atención basada en la evidencia y un cuidado ético basado en los «mejores intereses del niño» según la Convención de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas.
Ha trabajado durante muchos años como neonatólogo en un hospital de Cape Town, en Sudáfrica, y allí descubrió que aplicando los “Cuidados Canguro” reducía la mortalidad a la mitad. ¿Cuáles son las últimas evidencias científicas del piel con piel?
La evidencia más reciente se acaba de lograr en un estudio de la OMS en Asia: en áreas remotas sin hospitales, el inicio del contacto piel con piel en el hogar con apoyo para la lactancia materna redujo la mortalidad en un 20% al mes, y este dato se mantuvo incluso más de seis meses después, probablemente debido a una mejor lactancia materna. El próximo año se completará otro estudio (en el que participo) donde se está probando lo mismo en hospitales académicos de países de bajos ingresos. Y ojalá el año siguiente tengamos resultados de países de altos ingresos que expliquen los mecanismos de daño que provienen de la separación de los bebés. Los resultados de desarrollo de las unidades de cuidados intensivos neonatales en Occidente no han mejorado en 20 años, y nadie puede explicar por qué. Yo estoy bastante seguro de que la separación madre-neonato es el problema de raíz.
Usted ha hablado sobre los primeros mil minutos de vida desde la óptica de la epigenética. ¿Cuáles son los efectos epigenéticos de la atención al nacimiento y puerperio inmediato?
No es una pregunta fácil de responder brevemente. Permítame responder con un aspecto amplio: es durante el primer día de vida cuando el cerebro experimenta directamente el mundo exterior por primera vez, sin la amortiguación, el filtro y la protección del útero de la madre. Entonces, si la experiencia es alarmante y estresante –y no hay protección de la madre–, el cerebro rápidamente tiene que decidir que este es un «mundo duro» en el que uno tiene que cuidarse solo. Esto sucede al “apagar” el epígeno de los receptores de cortisol en el cerebro, lo que significa que hay más cortisol en el torrente sanguíneo, algo que se traduce en que la persona está más orientada a vivir en el estrés y con el estrés. Este estrés es bueno para la supervivencia en un mundo difícil, pero malo para la salud de toda la vida y el bienestar emocional. Esto se conoce como «estrategia de historia de vida rápida». La estrategia de historia de vida lenta es mucho mejor desde el punto de vista de la salud pública. El bebé aprende que este es un mundo bueno y que se puede confiar en la madre y la empatía surge de sus interacciones. Los epígenos permiten que muchos receptores de cortisol se enciendan, lo que facilita una alta dosis de cortisol cuando existe peligro, pero luego vuelve rápidamente a la normalidad. Esto lleva a la resiliencia, con un beneficio de por vida.
¿Qué diría que necesita un bebé de sus padres cuando nace?
Después del nacimiento, un bebé no necesita nada de los padres, excepto a los padres mismos. De hecho, cuando digo nada, me refiero a comportamientos o cosas. Después del nacimiento, el bebé necesita todo lo que son los padres, necesita cada pieza posible de la presencia, la atención y el amor de los padres.
Conocer esas necesidades, ¿hace más fácil la crianza de los hijos a sus padres? No sé si actualmente estamos más desconectados que nunca de las necesidades de los bebés…
Nuestra cultura en su conjunto parece muy desconectada, pero siempre hay un remanente de contracultura. Ese remanente tiene un aliado muy poderoso: nuestra biología realmente quiere hacerlo bien. Y especialmente las madres pueden saber que lo están haciendo bien cuando confían en sí mismas y en sus cuerpos.
A ese respecto, ¿qué ocurre cuando la biología y la cultura están a años luz la una de otra?
La biología es duradera, pero las culturas van y vienen rápidamente. Una cultura que no está en sintonía con la biología desaparecerá más rápido.
Diana Oliver
De mamas & de papas
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