Fomentando resiliencia infantil en tiempos de coronavirus

Es tiempo de solidaridad, es momento de resiliencia. En estos días en los que el mundo entero se ha visto invadido por una pandemia que afecta a todos y cada uno, toca activarse y poner en marcha nuestros recursos personales y comunitarios.

Un blog que trata sobre resiliencia infantil no puede quedarse al margen de esta tremenda y dañina adversidad, y arranca de nuevo motores para apoyar a padres, madres y cuidadores en la difícil tarea de hacer que los niños, niñas y adolescentes sean capaces de atravesar esta situación con el menor impacto posible.

Son muchas las publicaciones y mensajes que circulan estos días en las redes sociales dando consejos o recomendaciones. Este es un granito más en esa enorme montaña en que deben convertirse las relaciones interpersonales en momentos de emergencia social, porque es a partir de ellas donde surgen los elementos que hacen posible la promoción de las mejores cualidades, de las mayores potencialidades y de la capacidad de cuidar y autocuidarse.

Tenemos mucho que aprender con este virus, y lo vamos haciendo sobre la marcha. También vosotros y vosotras, principalmente en la comprensión de lo que supone un evento traumático y la importancia de una respuesta controlada por parte de los adultos.

Si os parece, como si de empezar a aprender a leer se tratara, vamos a comenzar por el AEIOU básico que puede ayudaros a tener herramientas a la hora de hacer bien vuestro trabajo.

Aprende y aplica las recomendaciones que desde las autoridades sanitarias están pautando. No podemos pedirles a los niños, niñas y adolescentes que cumplan con el confinamiento, estudien y colaboren en casa cuando los adultos se saltan a veces las restricciones. Sentaos con vuestros hijos e hijas y revisad juntos estos vídeos que encontraréis en la página web del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social porque la mejor prevención es la información (os pongo el enlace https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/ccayes/alertasActual/nCov-China/ciudadania.htm). Allí encontraréis mucha información veraz, pero hay un vídeo especialmente útil que nos ayuda a aprender y enseñar un poco más sobre este virus que tanto daño hace. Información sí, pero la justa y de forma controlada:

Otra información de interés es la que aparece en este otro vídeo que enseña cómo lavarse muy bien las manos (https://youtu.be/jPqlHzfrl8k) o también se lo podéis explicar con esta infografía tan interesante: Fuente: Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social en https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/ccayes/alertasActual/nCov-China/img/cartel_HIGIENE_MANOS_CORONAVIRUS.jpg.

Escucha con los ojos. Los niños y niñas están viviendo una situación anormal que les causa inquietud y temor. Seguramente no digan lo que piensan porque no les gusta lo que pueden oír. Pero muchas otras veces adoptarán mecanismos de respuesta al estrés que tienen que ver con la evitación (o huida de lo que que causa temor o malestar), bloqueo, o agresión (empujar a su hermano/a, contestar mal, etc.), que tienen que ser entendidas como una respuesta normal, ante una situación anormal. Dice B. Perry «Lo que determina cómo sobreviven los niños al trauma, física, emocional o psicológicamente es si la gente que les rodea -en particular los adultos que deberían poder apoyarse y confiar- está de su lado dispuesta a ofrecerles amor, sostén y estímulos (pág, 14)». No todos vuestros hijos e hijas van a desarrollar un trauma por la experiencia que estamos viviendo con el coronavirus, pero si no les ayudáis a procesar bien esta vivencia puede aparecer después estés post traumático. Atiende a su comunicación no verbal, a lo que dice su lenguaje corporal, sus gestos, su sonrisa nerviosa en ocasiones. Y aprende a escuchar con los ojos y oír con el corazón.

Evita que vean las noticias o información de forma indiscriminada y sin filtrar. Los más pequeños no deberían ver ninguna noticia, porque cuando algo no se entiende y además se observa miedo en los adultos y comentarios catastrofistas, se activa su sistema de alerta. Los y las más mayorcitos tendrían que tener mensajes tranquilizadores que pudieran segurizar, transmitirles que están a salvo, sin mentirles pero no dando toda la información (algo así como que hay un bichito muy malo, que es invisible y que hace daño a las personas, pero que hay mucha gente investigando para poder combatirlo). A los más mayores preguntarles qué información tienen de otras fuentes (por amigos mediante redes sociales o por consulta en fuentes no fidedignas) y detectar información falsa pidiéndoles también que no difundan nada no contrastado. Como se escucha estos días, la información falsa es tan viral y dañina como el propio virus.

Inventa juegos, idea actividades.Todo lo que se sea fomentar la creatividad sirve (si eres de los afortunados que encontraste papel higiénico en el supermercado guarda los rollos de cartón del interior, que hoy son un bien preciado y saldrán bonitas manualidades (el humor, como este también es un factor de resiliencia).
Invita a los niños y niñas a imaginar un lugar seguro desde donde poder encontrar calma y poder relajarse. No lo emplees solo cuando está nervioso, sino que puedes invitarle a hacerlo cada día, como una rutina. De esta forma podrá disponer de un recurso interno para lograr calmarse en otros momentos incluso más allá cuando todo vuelva a la normalidad. En este enlace os dejo un vídeo para ayudarles a buscar ese lugar seguro en su fantasía (https://www.youtube.com/watch?v=GSdds04BGiw)

Organiza su tiempo con actividades que les recuerden a su día a día antes del confinamiento, procurando mantener horarios y tareas. Mantener las rutinas ayuda a su cerebro a procesar que no hay motivo de alarma ya que este órgano tan complejo, tiene la propiedad de establecer asociaciones enlazando las señales sensoriales con los estados internos. Si somos capaces de ofrecerles una estructura permitiendo que combinen sus tareas escolares, con juegos (imprescindible que jueguen y tengan momentos de ocio) y con tiempo en familia, podrán llevar mejor esta situación tan atípica.
Observa tu propio cuerpo, tus emociones, lo que estás sintiendo estos días…y cuidaté. Un capitán o una capitana de barco debe estar en condiciones de tomar el timón en las mejores condiciones para que no vaya a pique. La intensidad de las emociones, la falta de espacio personal, el cúmulo de tareas (teletrabajo, familia, organización) son los nubarrones, por lo que escucha también lo que tu cuerpo te dice y date permiso para tener emociones, pero siempre de forma controlada. El balcón, la ventana o el cuarto de baño pueden ser espacios sagrados donde pensar bien antes de aplicar castigos (no me gusta esta palabra, prefiero decir consecuencias), responder de forma malhumorada a la misma pregunta viente veces o despegar de un manotazo tu brazo a tu hijo/a quien, cual monito pequeño no se aparta de tu lado. Párate, siente,piensa, actúa.

Utiliza tu red sociofamiliar como válvula de escape. Es inevitable que los adultos estemos nerviosos y preocupados. Para que este tema no monopolice nuestro tiempo, energías y pensamiento, tendremos que estar ocupados para estar un poco menos preocupados. Los niños y niñas no pueden ser nuestros confidentes ni nuestras figuras de apego con los que compartir lo mucho que nos preocupa la situación, máxime si tenemos algún familiar afectado. Eso no significa que tengamos que no podamos expresar nuestros sentimientos, sino que para ello echemos mano de los adultos que son de nuestra confianza, que pueden calmarnos o que pueden ayudarnos a aliviar la angustia. Tener emociones es de humano, pero que los niños y niñas perciban en sus referentes que no están suficientemente autocontrolados, que verbalizan continuamente frases catastrofistas o que no se despegan del televisor y acaparan comida en la despensa….eso no va a ayudar mucho a transmitir calma.

Quisiera acabar con la definición de resiliencia infantil más compartida por los profesionales del tema, a la que me sumo, desde la que se entiende como “la capacidad de un niño o niña para desarrollarse bien, para seguir proyectándose en el futuro a pesar de los acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de traumas a veces graves”. Hagamos entre todos y todas que los niños, niñas y adolescentes puedan atravesar esta adversidad y salir fortalecidos gracias a la existencia de adultos sensibles, atentos y capaces de transmitir seguridad.

Conchi Martínez
http://resilienciainfantil.blogspot.com/

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