Madres blancas con hijos negros: “Si te para la Policía, habla catalán para que vean que eres de aquí”

Montse Felez, portavoz del Colectivo de Madres Blancas con Hijos Negros, denuncia los problemas de racismo que afrontan día a día.

Montse Felez es portavoz del Colectivo de Madres Blancas con Hijos Negros, que en España aglutina a más de 6.500 personas, una cifra que va en aumento. Con motivo del Día de la madre, este movimiento antirracista prepara su primera asamblea en el barrio de Clot (Barcelona).

Felez, que adoptó en Etiopía, sostiene que muchas veces son los propios colegios los que presentan una imagen estereotipada de los países de origen de estos pequeños, una imagen llena de miseria y pobreza que deja fuera la cultura y belleza de África. Asegura que ese mensaje va calando en los niños y resulta agotador intentar compensar la balanza en casa.

¿Viven las madres blancas como víctimas la situación de sus hijos?

Las madres no somos las víctimas, las víctimas son nuestros hijos. Las madres lo pasamos mal al verlos sufrir y muchas veces no sabemos cómo ayudarles. Entre muchas de nosotras lo que hay es un sentimiento de impotencia y rabia. Yo misma adopté en Etiopía (África) sin pensar a fondo en las consecuencias de criar niños negros en una sociedad mayoritariamente blanca y racista. En ese momento no era completamente consciente de lo racista que era la sociedad, la escuela… No tomé en consideración los retos a los que tendría que enfrentarme para educar y proteger a mis hijas. Infravaloré la discriminación a la que se enfrentarían y la importancia de los micro-racismos cotidianos.

Mientras nuestros hijos son pequeños y todavía van de nuestras manos blancas sufren menos la discriminación. A medida que crecen y adquieren autonomía nos damos de bruces con la realidad. Luego descubres que España no ha cambiado tanto y que tus hijos serán cuestionados por su color. Se cuestionan sus derechos, su sentido de pertenencia y serán víctimas de estereotipos y prejuicios. Cuando con cuatro años tu hija vuelve del colegio y te pregunta por qué ella no es de “color carne”, duele. Y ahí empecé mi lucha.

Hay una creencia generalizada de que España es más clasista que racistas.

Eso es una leyenda urbana. Nos enfrentamos a una sociedad que minimiza el racismo, que compara el que a tu hijo le llamen “negro de mierda” con “gafotas”. Nos enfrentamos con los tópicos sobre África y sus países de origen que ven y escuchan nuestros hijos y que son muy dañinos para su autoestima.

La falta de referentes negros en los medios de comunicación no refleja la diversidad racial que hay en España y eso también nos preocupa. Algunas madres hemos creado una página de Facebook que se llama Adivina quién viene a cenar esta noche donde diariamente presentamos una persona no blanca que pueda servir de referente a nuestros hijos. No podemos con esto remediar la falta de médicos negros, abogados, conductores de autobús, etcétera, pero intentamos dar visibilidad a todas esas personas no blancas que han hecho y hacen cosas por la sociedad dignas de mención.

¿Cómo es el grupo y cómo surge la idea de salir del armario y constituir un colectivo?

Es un colectivo amplio, algunas somos madres de hijos negros producto de nuestras parejas africanas o negras; otras somos madres que han adoptado hijos negros. Como todas las madres, estamos unidas en el mismo sentimiento y amor por nuestros hijos.

Llevábamos tiempo pensando en la necesidad de crear un espacio para las madres blancas con hijos negros. Algunas familias aún no ven la complejidad que comporta una familia transracial y creímos que era necesario hacer charlas, buscar personas que nos informasen y formasen. Las que tenemos hijos más mayores y ya llevamos años lidiando con esto vemos esa necesidad. Por otro lado, nuestra obligación como madres es la de cuidar y proteger a nuestros hijos. Muchos de nuestros hijos son menores de edad, así que es nuestra tarea reivindicar sus derechos y denunciar la discriminación que sufren.

Las Asociaciones de afrodescendientes, de inmigrantes y otros colectivos que nos asesoran, como FOJA, son de gran ayuda, pero vemos que existe un espacio que no cubren. No puedes hablar a tu hijo de racismo sin ser consciente de que tú hablas desde otra posición, desde tu privilegio blanco. Nos gustaría usar ese privilegio para convertirnos en aliadas de las personas negras. La idea se inspira en otras asociaciones que han luchado por los derechos de sus hijos, en Londres, París o como las familias de jóvenes LGBTI. Estas familias han conseguido mucho y siguen luchando.

Hay muchas quejas de ‘mobbing’ en el ámbito escolar ¿Qué parte de responsabilidad tienen los colegios?

Las escuelas son sociedades en miniatura, o sea que allí hay lo que hay fuera. En las escuelas no se habla de la esclavitud, ni de colonialismo; nos enfrentamos a una sociedad que minimiza el racismo y no se trabaja de forma específica el tema, se aborda como un conflicto más entre niños.

Una madre contaba que la profesora obligó a su hijo a darle la mano al compañero que le había llamado “negro de mierda”. E igual de malo es abordar estos incidentes centrándose en la víctima, haciendo del niño negro el foco de atención, porque eso crea gran incomodidad en el niño que, tal vez en un futuro, por no pasar ese mal trago, sufrirá en silencio. Y en muchas ocasiones los profesores miran hacia otro lado ante un conflicto con tintes racistas. Conozco a muchas madres que han tenido malas experiencias con los colegios y no han recibido el amparo de la Consejería de Educación. Al final han tenido que cambiar al niño de colegio, ¿pero hasta cuándo? No puedes pasarte la vida así.

Desde la simple frase “color carne”, que no hay manera de que los profesores eliminen de su vocabulario, hasta la falta de atención que dedican las escuelas a actitudes y comentarios racistas. Yo he oído varias veces a gente decirme que le doy demasiada importancia, que son cosas de niños, que no se puede ser racista con nueve años. Y nuestros hijos, a los que les enseñamos a acudir a los profesores cuando tienen un problema, ven sus quejas ninguneadas y minimizadas.

A las madres como nosotras a menudo se nos tacha de conflictivas o de pesadas por intentar que se trabaje de forma activa y cotidiana, más allá del Día multicultural, el Día contra el racismo o el Día por la paz, en los que se hace un bonito discurso acompañado de una pancarta reivindicativa para la foto.

El tema del colegio es muy complicado. Muchas veces son los mismos colegios los que presentan una imagen estereotipada de los países de origen de nuestros hijos, una imagen llena de miseria y pobreza en la que no se habla de la cultura y belleza de África. Este mensaje va calando en estos niños negros y es agotador intentar compensar la balanza en casa.

Las cifras de fracaso escolar son amplias. ¿Afecta ese racismo al fracaso escolar?

¡Claro que sí! Todo lo que hemos hablado antes mina la autoestima de nuestros hijos y un niño con baja autoestima, con problemas de relación con sus compañeros tiene más números para sufrir fracaso escolar. Estar siempre a la defensiva, tener peleas con los compañeros, sentirte solo frente una mayoría que no acepta como valor positivo tu diversidad no favorece el estudio.

Las escuelas deberían fomentar que los profesores se formen en temas de interculturalidad y en resolución de conflictos racistas y discriminatorios por origen y color de piel. Y sobre todo tener tolerancia cero con comentarios racistas. A los nueve años no sé si se puede ser racista, pero se pueden tener actitudes racistas y deberíamos estar educándoles para que las eliminen.

Yendo por Barcelona, por el metro y en la calle, no se ven guardias jurados negros, ni taxistas, ni trabajadores del Burguer King negros como en Madrid. ¿Es Cataluña, y por extensión España, una sociedad racista? ¿En que han cambiado las cosas con los gobiernos de En Comú Podem o Ada Colau?

Seguimos siendo racistas, sí. Nos cuesta reconocerlo. Y lo malo es que lo tenemos tan interiorizado que ni nos damos cuenta. Somos un país que no ha rendido cuentas sobre su pasado esclavista, un país en el que en los libros de texto aún no aparece la historia del pueblo gitano. El primer paso para cambiar las cosas es reconocer de dónde venimos.

Yo lo que veo es que existe una especie de tabú: nadie reconoce ser racista, mucha gente dice que no ve los colores. Pero luego es más difícil para una persona no blanca alquilar un piso… No sé si han cambiado mucho las cosa, pero sí he visto una voluntad de hacer de Barcelona una ciudad intercultural. Por ejemplo, el gobierno de Ada Colau está apoyando activamente la XarXa Antirumors de Barcelona que, aunque nació en el 2010, llevaba unos años algo parada. Desde ahí se intenta combatir el racismo y la discriminación.

El hecho de que la opinión pública concentre el debate en las pateras, los manteros o el islam, es decir, en la pobreza y el miedo, ¿impide que las familias blancas de clase media pueden denunciar el sufrimiento de sus hijos?

No sé si lo impide, pero no nos ayuda en absoluto. Se fomenta el estereotipo, se criminaliza al inmigrante pobre y se desvía el debate. Hay quien aún asocia racismo a los skinhead o al Ku klux klan y la segregación en las películas americanas, de modo que creen que no nos podemos quejar porque según ellos el racismo no existe.

Muchas familias no sabemos bien cómo denunciar ni dónde. Si vas a la escuela y no te escuchan, si propones charlas que no hacen porque tienen otras prioridades. ¿Qué nos queda? ¿Esperar a que realmente la situación sea lo suficientemente grave como para llamar a los Mossos?

¿Cómo es el día a día de una madre blanca con hijos negros?

Es un reto. Te preocupas por si ha pasado algo en el colegio, te preocupas por si no te lo cuentan por vergüenza o para protegerte. Cuando son algo más mayores y salen solos, insistes en que lleven el móvil siempre encendido, en que vayan siempre documentados, pues la Policía con el perfilamiento racial siempre los paran. Insistes en que sean educados, que no se pongan nerviosos, que hablen en catalán esperando que los reconozcan como catalanes… Le digo: ‘Hijo, si te para la policía, habla en catalán para que vean que eres de aquí’.

Si son chicos te da miedo que los vean como peligrosos y es que el estereotipo del negro delincuente con rastas de las películas americanas ha calado mucho y ha hecho mucho daño. Temes que no les dejen entrar en las discotecas, que se encuentren con algún grupo peligroso en el metro… Cuando empiezan a salir con alguien te da miedo que los vean como “exóticos” y que los utilicen, que vean su color y no la persona en su totalidad, que las familias no los acepten. Y no duermes hasta que no están en casa.

¡Pero no quiero que se hable solo de sufrimiento! A mí mis hijas me han hecho aprender mucho, cuestionarme muchas cosas, ver otras que no veía en toda su dimensión. Me han hecho ser más consciente de la sociedad en la que vivo. Y me han dado unas ganas inmensas de luchar contra la injusticia. El otro día una amiga me contaba que pararon a su hijo negro en el cajero. Lo pararon porque es joven y negro y pensaban que había robado la tarjeta. Por suerte la madre estaba cerca, pero el chico se llevó un susto… y no entendía por qué lo pararon. A mi hija la han parado al salir de la FNAC, sólo a ella entre todas las adolescentes de la misma edad. ¿Hay quien todavía cree que es casualidad?

Sufres cuando les tienes que dar la charla esa en la que les dices que tienen que tener cuidado por ser negras, que hay cosas a las que tienen que estar especialmente atentas. Y sufres consciente que no tienes derecho a sufrir, porque los que van a tener que vivir con eso y enfrentarse en primera persona a esa realidad, son ellos. Un sufrimiento culpable, eso es.

¿Qué cree que se podría hacer para evitar ese tipo de situaciones?

Comenzar a usar a los negros adultos ya integrados con muchos años de reivindicación en España. Gente que habla perfecto catalán para formar e instruir en la diversidad a los AMPAS de los colegios, universidades, profesores y policías, funcionarios, ministerios, mossos y las propias instituciones y partidos políticos de cualquier signo. Siempre decimos que por mucho que envuelvas a un niño negro en una senyera y lo llames Jordi o Laia, no le vas a proteger cuando quieran entrar en la discoteca del paseo marítimo o alquilar un piso.

ABUY NFUBEA
www.elespanol.com

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