Confinado en su casa junto al mar, cerca de Toulon, el psiquiatra francés Boris Cyrulnik, de 82 años, el inventor del concepto de resiliencia, analiza la epidemia que está afectando al mundo entero. Una crisis aterradora que podría, sin embargo, según él, traer un nuevo aliento de humanidad y amor romántico. Entrevista telefónica.
Con este coronavirus, la humanidad vuelve a los grandes temores del pasado. ¿Es el regreso de la ansiedad existencial?
No es una ansiedad, es un verdadero miedo. El miedo tiene un objeto: es un león, es un enemigo, es el volcán que explota. La ansiedad es un sentimiento: es el sentimiento de que la muerte va a suceder, pero que no sabemos dónde. Esta vez, tenemos un enemigo invisible. Para los científicos, el coronavirus es un miedo específico, en este caso un virus, ya que había muchos en la Edad Media, como el bacilo del cólera o la peste negra. Pero para los ciudadanos que no entienden qué es un virus, es sin duda un miedo más difuso, incluso una ansiedad, porque no saben de dónde vendrá la muerte.
¿Es este virus el regreso de la plaga?
Sí, eso es exactamente! Cuando la plaga llegó a Marsella en 1348, la gente no sabía por qué tenían cólera y por qué morían. No sabían que era un bacilo que los mató. Para ellos, era algo desconocido, vieron la muerte sin saber el origen. Entonces huyeron de Marsella, subieron al norte y, entre ellos, algunos llevaron cólera. Resultado: dos años después, en 1350, uno de cada dos europeos murió.
Salir lo más rápido y lo más lejos posible, ¿es un reflejo de supervivencia?
Es la reacción de pánico, la respuesta instintiva al miedo a la muerte. Pero los científicos lo dicen hoy: sobre todo, no te muevas.
La humanidad de pronto se redescubre terriblemente vulnerable.
La modernidad nos hace cada vez más vulnerables. Mejora las condiciones materiales, pero crea problemas que no puede controlar. Esto es cierto, por ejemplo, para las pantallas, que mejoran increíblemente nuestra comunicación, pero que destruyen nuestras relaciones emocionales y nuestra psique. Esto es cierto para la esperanza de vida, que está aumentando gracias a nuestro progreso técnico, mientras que las enfermedades degenerativas, los cánceres y los infartos aumentan constantemente. El coronavirus es un nuevo signo de nuestra vulnerabilidad. Read the rest of this entry »